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Raúl Canales
Domingo, 6 de abril 2025, 22:56
Miranda cuenta con uno de los pocos yermos camaldulenses que hay en el mundo, pero no es fácil visitarlo porque los ermitaños han decidido aislarse ... del mundo para vivir en pequeñas celdas, despojados de todo lo material. Sin móvil, ni televisión ni contacto con el mundo exterior, simplemente dedicados a la oración y meditación. Pero su aislamiento voluntario ahora también es forzado, ya que el acceso al monasterio está casi impracticable.
En Herrera, los camaldulenses tienen una hospedería que atrae a decenas de personas que necesitan un periodo de retiro, un descanso que nada tiene que ver con la idea típica de unas vacaciones, ya que durante la estancia hay que seguir una rutina similar a la de los monjes. Hace algo más de un año, un problema de salud de un hombre que se alojaba en el monasterio puso en evidencia el pésimo estado del camino que conduce al lugar, ya que la ambulancia no pudo llegar y fue necesario transportarlo por medios propios hasta la carretera más próxima, el antiguo trazado que conduce desde Ircio a Haro.
A eso se suma que son muchos los mirandeses que pasan por ese paraje caminando o en bicicleta, por lo que desde las filas del PP se ha instado en repetidas ocasiones al Ayuntamiento a un arreglo que evite una tragedia. «No pedimos que hagan una carretera ni que asfalten el monte, simplemente que se adecente con grava y tierra para que conserve su carácter natural, pero que sea posible acceder con un vehículo de emergencias si hay un accidente», asegura Sergio Montoya.
La de los populares no ha sido la única voz que se ha alzado para reclamar una mejora de los accesos a Herrera. Los monjes lo han solicitado en alguna ocasión y también se han registrado quejas ciudadanas. Hasta el Defensor del Pueblo ha intervenido a instancias de personas de diferentes rincones del país, lo que evidencia que el estado del monasterio trasciende las fronteras locales. Pero por ahora, el Ayuntamiento ha echo oídos sordos, por lo que el organismo designado por las Cortes para velar por los derechos ciudadanos ha remitido una carta a la administración local en la que le recuerda su «deber inexcusable de colaboración».
Para Montoya, es incomprensible que no se acometa una obra que no requiere gran inversión y que garantizaría la seguridad de senderistas y aficionados a la bicicleta, además de facilitar las visitas a un paraje al que se le puede sacar más partido. «Tenemos un yermo que atrae turismo y nosotros casi ni podemos por allí porque el camino es una vergüenza», remarca.
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