El Covid-19 deja el Día de Todos los Santos más atípico

Los camposantos mirandeses no han escapado de la línea generalizada de comportamiento en todo el territorio nacional. En la jornada de ayer, en la que tradicionalmente estos espacios presentan un aforo (si es que se debe utilizar este término para hablar de cementerios) elevadísimo por la mañana, la tendencia era totalmente opuesta ayer. Y no porque la gente haya optado por no acudir a rendir homenaje a sus seres queridos, sino porque han optado por hacerlo en horarios y días menos tradicionales.

Pocas tumbas quedaban ayer sin flores, y es porque muchos acudieron a recordar a sus antepasados y limpiar sus nichos, en días previos. Y sin duda hoy mismo, al ser festivo en la Comunidad, serán también varios los mirandeses que aprovechen la jornada para acudir a los cementerios viejo y de Bardauri.

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Contrariamente a lo habitual, no hacía falta estar largo espacio en alguna de las necrópolis para darse cuenta de que no era un día normal. Si otros años resultaba incluso complicado aparcar, en esta ocasión apenas se contaban una docena de coches en las afueras del recinto a mediodía, la hora de mayor afluencia. También en las misas se hacía sentir la pandemia, con aforos limitados en todas las parroquias.

Menos personas, menos coches, estancias más cortas... pero las mismas flores. Los parientes que nos dejaron siguieron recibiendo su recuerdo y los nichos se coloreaban y ambientaban con el olor de los ramos. Señal de que los mirandeses han sido responsables y han seguido las recomendaciones de las autoridades para evitar aglomeraciones y el consiguiente riesgo para la salud.