La comunidad energética de Alfonso VI de Miranda ahorra 5.000 euros en la luz el primer año

Las cifras, por tanto, parecen avalar los cálculos iniciales que les llevaron a invertir en generar parte de la energía que consumen con un sistema de producción que, atendiendo a las estimaciones del primer ejercicio, van a poder recuperar en 8 años. «Ése era el objetivo. Amortizar en ese plazo la instalación sin ningún tipo de ayuda», explicó Íñigo López, uno de los participantes de ese modelo productivo.

Pero realmente, si se tienen en cuenta otros factores además de la propia generación energética, van a compensar el gasto en menos tiempo, ya que durante los 5 primeros años de uso cuentan con una rebaja del 50% en el recibo del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). Aspecto que, según sus cálculos, les ha permitido ya un ahorro de otros 5.000 euros a los titulares de los 30 contadores (uno de la propia comunidad de vecinos).

Por tanto, en el primer año de actividad de la instalación, los conectados a esas placas fotovoltaicas han evitado el desembolso económico de unos 10.000 euros, a los que hay que añadir la adjudicación de una subvención de casi 20.000 euros. Era algo que solicitaron pero con lo que no contaban cuando hicieron los cálculos de amortización de una instalación que les costó 46.000 euros y que a razón de los 5.000 menos de abono en facturas eléctricas esperaban compensar en 8 años.  

Pero sólo con la ayuda que van a recibir van a poder cubrir de golpe más del 40% del gasto realizado por la comunidad de vecinos. Aunque no todos residen en el mismo bloque. Hay tres que están fuera. Son ajenos al edificio. Es una de las opciones que se incluyen en la norma de las comunidades energéticas, se puede estar a un radio de hasta dos kilómetros de la instalación fotovoltaica.

Por otro lado, además de consumir la energía que producen en la cubierta del edificio, también venden el excedente a la compañía eléctrica, aunque es a un precio que consideran irrisorio y que, por tanto, no tienen en cuenta a la hora de hacer el balance económico del primer año de uso de su propia planta solar. Tampoco el hecho de que en 2024 había un IVAreducido y que en el actual ejercicio es del 21%, por lo que el ahorro será mayor a futuro.

Si bien, de lo que no hay duda es que con la subvención obtenida y el ahorro del IBIen cinco años prácticamente van a poder compensar el coste de una instalación en la que, a priori, no se espera que tengan que hacer ninguna inversión en los 8 años iniciales fijados como plazo de amortización. Cuatro después –es decir, cuando la instalación lleve doce años en uso– es previsible que tengan que sustituir el inversor (el equipo que transforma la corriente continua en alterna) por uno nuevo. Una pieza que, en estos momentos, tiene un coste de unos 4.000 euros; pero «para entonces llevaremos cuatro años generando beneficios», explicó López.

 Y después tendrán muchos ejercicios por delante para seguir haciéndolo, ya que las placas tienen una vida útil de unos 25 años. Además, el precio de estas instalaciones es cada vez menor, por lo que quienes se animen ahora a dar el paso de constituir una comunidad energética obtendrán una rentabilidad es mayor. Sin obviar que «la vivienda o el bloque se revaloriza», como cuando se instala un ascensor. Eso es algo que tienen claro. «Los números salen, el ahorro es palpable», concluyó López, que anima a apostar por las placas solares.