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Raúl Canales
Lunes, 5 de mayo 2025, 00:01
El accidente sufrido hace un par de semanas en la calle La Estación por una mujer que tuvo que ser trasladada en ambulancia a un ... centro de salud ha puesto otra vez el foco en el mal estado de las aceras en varios puntos de la ciudad. En este caso, el suceso tuvo lugar a media mañana en la calle principal y en un tramo en el que hace no mucho que se han renovado las baldosas. Sin embargo, varias piezas están levantadas y ha sido necesario colocar conos para alertar a los peatones del peligro. Y es que un par de centímetros de desnivel pueden ser fatales.
Cada año, el Ayuntamiento recibe más de una veintena de quejas relacionadas con el mal estado de las calles. Muchas quedan en nada ya que los ciudadanos desisten o han sufrido lesiones menores que se solucionan con una pequeña indemnización. Pero hay casos que acaban en los tribunales por la gravedad de los daños sufridos.
Las reformas integrales de las calles del centro han eliminado zonas especialmente conflictivas. Arenal o Ramón y Cajal, que son vías muy transitadas a diario, tenían muy deteriorado el pavimento y eso representaba un riesgo para los peatones. Pero las obras no siempre son la solución, ya que en algunos tramos, las baldosas recién puestas ya han sufrido desperfectos. En otros puntos, son las raíces de los árboles las que han levantado la acera y obligan a caminar con la cabeza baja para no sufrir un susto. El ejemplo más evidente es Ronda del Ferrocarril, que tiene muchos alcorques en mal estado y que pueden provocar caídas, sobre todo en la zona más próxima al puente de hierro.
«Constantemente estamos cambiando baldosas rotas, pero es imposible llegar a todo», defiende el concejal Adrián San Emeterio, que cuando tiene constancia del mal estado de una calle, concede prioridad a su arreglo. Aún así hay muchas a la espera desde hace tiempo y otras calles que llevan años sin una actuación que les de un lavado de cara. Solo basta con mirar los bordillos con 'mordiscos' y las baldosas con grietas, así como los resaltes que abundan por todo el trazado urbano. En el centro y en los barrios más periféricos, en los que la situación se agrava. Las Matillas o Los Ángeles tienen innumerables puntos conflictivos. En la carretera a Orón, se ha reparado algún tramo, pero a lo largo de los dos kilómetros las raíces han hecho estragos.
En las zonas peatonalizadas del casco urbano, el problema radica en que hay garajes y es necesario dejar paso a los propietarios de las plazas. Las aceras acusan el paso continuado de coches y se rompen en muy poco tiempo. «Están pensadas para soportar el peso de los peatones no para vehículos, algunos de ellos pequeños camiones de reparto», explica San Emeterio.
A eso se suma las malas prácticas de algunos conductores, que se suben a los bordillos para parar unos minutos en doble fila o que aprovechan la ausencia de barreras arquitectónicas en las calles peatonales para entrar con el vehículo particular. Para combatir esas practicas, se colocarán elementos urbanos disuasorios. Sin ir más lejos, hace unos días el Ayuntamiento ha instalado jardineras en Fidel García y alcorques corridos en Ramón y Cajal, medidas que se extenderán a otros puntos. De esta forma se dificulta el acceso de los vehículos no autorizados y se protege las baldosas.
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