Azucarera se da «hasta finales de mes» para decidir si hay campaña en Miranda

El escenario no ha mejorado en las últimas semanas después de que se anunciara que la compañía tiene más que asumido un importante descenso en la superficie de cultivo para la campaña mirandesa (alrededor de 2.400 hectáreas menos) atribuido a la bajada en el precio que se ofrece a los agricultores y que desde la compañía vinculan a una reducción en el 50% del precio del azúcar en los mercados internacionales.

Asimismo, este medio también ha hecho público recientemente el «temor» que siente la plantilla laboral ante una posible cancelación del periodo intensivo de recogida y molturación, y que opte por derivar el tubérculo adquirido a alguna de las otras dos factorías de la región: Toro o La Bañeza.

Pues bien, a día de hoy, no existe una resolución fija en el seno de Azucarera. Algunas voces autorizadas de la empresa avanzan que «no se puede saber si habrá un mes, dos meses o dos meses y medio de campaña hasta que se conozca el volumen total de la superficie con la que se podrá contar para Miranda. No se descarta nada, pero sólo queda esperar hasta finales de mayo para tomar decisiones al respecto».

Son pocas las luces que se pueden arrojar ante el incierto panorama que se dibuja en el horizonte, pero añaden que «lo que si que parece claro es que, si hay campaña, no se retrasaría su inicio. Con las lluvias, el campo está muy parado. Seguimos al límite con los plazos temporales, pero la gente planea sembrar».

Asimismo, también aprovechan para aclarar que no existe un número «mínimo» de hectáreas contratadas a partir del cual la campaña pase a convertirse en una realidad. Esta valoración choca con el creciente recelo de la plantilla de la fábrica situada junto a la N-1, que teme que a la empresa no le compense arrancar para procesar una cantidad muy baja de ese tubérculo y acabe enviando la raíz a las fábricas anteriormente citadas; que, además, cuentan con una capacidad de molturación mucho mayor que la de la ciudad.

De esta manera, a partir de ahora la encrucijada queda en manos de los remolacheros, «de cuantos quieran aceptar la oferta que tienen sobre la mesa por parte de Azucarera»; pero también de la empresa, que deberá determinar, cuando tenga los datos, si cuenta con un volumen suficiente de remolacha como para emprender la campaña 2025 en Miranda o prefiere optar por enviar el producto a otras plantas para su posterior molturación.

«El agricultor sabe que la remolacha que se siembre se va a recoger y se va a molturar. Este es el mensaje que transmite la empresa. Pero hasta finales de mayo no se sabrá cuál es el volumen total de cultivo y dónde se trabajará esa remolacha».

Por el momento, no se cuenta con la producción de Navarra, que llegó a las 1.200 hectáreas el año pasado; pero tampoco con la de Huesca y Soria, las provincias más lejanas. La empresa cruza los dedos para que los agricultores alaveses y riojanos mantengan su apuesta por la factoría de nuestra ciudad, que el año pasado se tradujo en 950 y 700 hectáreas, y pese a la oferta económica a la baja, también hay cierta confianza con Pisuerga-Arlanzón. Las decisiones llegarán a finales de mes, cuando se sepa la superficie total de la que disponen para molturar en la ciudad.