Borrar
Trabajo de Esther González del Prado y Octavio Macías Alegría. Avelino Gómez
El Arte Urbano, cuna de valores en las aulas

El Arte Urbano, cuna de valores en las aulas

El mirandés Rodrigo Araiko elaborará en sus Talleres de Arte Urbano murales interactivos en los que convergen arte, tecnología y conocimientos de historia

Silvia de Diego

Domingo, 7 de abril 2019, 01:29

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Transmitir valores desde una edad temprana y concienciar de problemas importantes que nos rodean como el cambio climático, la despoblación en las zonas rurales o el abuso de las nuevas tecnologías y las redes sociales es algo que persiguen a través del arte nuestros protagonistas. Con pinceles, sprays, pinturas y brochas las paredes sirven de punto de reflexión para el curioso viandante.

Bajo el nombre Alegría del Prado se esconden dos amantes de la naturaleza, de lo onírico, de los sueños, de la magia del color, la sensibilidad y la belleza. Esther González del Prado y Octavio Macías Alegría son los nombres de un proyecto que nació en el año 2011 tras conocerse en la Universidad de Guadalajara (México) con un mural como trabajo conjunto que al final hizo que saltasen también las chispas del amor. «A raíz de entonces empezamos a pintar. Juntos aunamos nuestros estilos y dio como resultado lo que se puede contemplar en lo que hacemos. Los tonos, los temas que trabajamos en los que siempre está presente la naturaleza o la visión surrealista son parte de nuestro hilo conductor y de nuestras señas de identidad».

Una de sus últimas obras ha sido la decoración de las pareces de la escuela en Quintana Martín Galíndez en pleno Valle de Tobalina. Un proyecto personal muy especial para Esther pues sus pies, sus codos y sus manos han vivido y palpado de primera mano la actividad que se vive en sus pupitres como antigua alumna. «La alcaldesa nos pidió que realizásemos como quisiéramos el proyecto y nos encantó poder plantar también esa semilla en los niños. Es una forma de llenar de arte un espacio que ellos transitan habitualmente».

En los pueblos de la zona también es visible su arte y, de hecho, en un edificio en Trespaderne también quedó plasmada una de sus creaciones fruto de un Festival de Arte Callejero.

Alegría del Prado también lleva sus creaciones fuera de las fronteras de la provincia de Burgos y más allá del territorio nacional a través de diversas muestras artísticas. «Trabajamos mucho en México y nos hemos movido a otros lugares mediante Festivales de Arte Urbano de carácter internacional. Ahora iremos próximamente a Cozumel, la costa del Caribe Mejicano, a través de un Festival desarrollado por una Fundación estadounidense con el propósito de pintar para concienciar de la necesidad de cuidar los océanos a través del arte».

Esther González valora muy positivamente que a través de la pintura han podido viajar y conocer muchos lugares y culturas algo que también sirve como inspiración para sus futuras creaciones. Canadá y Francia también han sido otros de los puntos donde sus trazos han dejado huella. «Regresaremos a territorio francés el próximo mes de mayo pues participaremos en una bienal de arte urbano».

Trabajo en las aulas

Por su parte, el mirandés Rodrigo Araiko no para y siempre está inmerso en nuevos proyectos. De un tiempo a esta parte está volcado de lleno con los jóvenes y futuros artistas que acuden a los diversos talleres de Arte Urbano que imparte en los colegios Cervantes, Altamira, Príncipe de España y en Sagrados Corazones. «Los chavales aprenden de forma muy amena el proceso largo de pintar. Les doy nociones sobre dibujo, proporciones y en la práctica me centro mucho en el manejo del spray y también trabajo con proyectores para que las imágenes sean recortadas y utilizadas como plantillas. Se trata de una manera muy eficaz de obtener resultados muy buenos sin tampoco tener un gran conocimiento y destreza al dibujar», aclara. Fruto del trabajo diario en el colegio Altamira surgió una bonita iniciativa que sirve para mostrar no sólo la ventana de un mundo artístico atractivo sino también reivindicativo y que sirve como soporte para inculcar valores y conocimientos. «Vamos a hacer murales interactivos, una disciplina que se ve poco y es bastante original. Los alumnos no sólo tienen que pintarlo sino también documentarlo. En un centro vamos a hacer como un mapa de metro pero será en realidad un mapa de Miranda y las paradas serán puntos desde el castillo, la picota o la m, el campo de concentración o la estación que irán acompañados de un icono y un código QR pegado que dará pié a un vídeo explicativo sobre la zona visitada». En el resto de centros también ser realizarán murales con distinto tema.

Rodrigo Araiko define el arte urbano como una importante expresión artística que ha ido cobrando fuerza poco a poco. «Ha emergido muy rápido y el muralismo aunque siempre ha existido ha ido adquiriendo otro formato aunque empezó con el grafiti en Nueva York».

La curva de la boca de Araiko se transforma en una sonrisa cuando visualiza a sus jóvenes alumnos con el bote de spray en mano. «Se flipan enseguida, lo primero que les digo que no olviden ni los guantes ni la mascarilla y luego a darle caña, se lo pasan genial, la verdad», subraya mientras matiza que el hecho de trabajar en grupo es otro punto más para una actividad que consigue cotas altas de motivación.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios