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Toni Caballero
Domingo, 6 de abril 2025, 22:56
Que ningún evento de los programados desde su reapertura ha logrado colgar el 'no hay billetes' en la Fábrica de Tornillos es tan cierto como ... que varias asociaciones han optado por aparcar los conciertos de más repercusión o se los han llevado a otros espacios más amplios este último año.
«La idea era empezar por un festival más pequeño pero tuvimos que ir directamente al Multifuncional en la primera edición para cuadrar los números, con el riesgo que eso supone cuando empiezas», explica Claudia Michelena, de La Barraca, organizadora de Antorcha Festival, colectivo que ha desistido de traer algunos grupos de renombre porque 500 espectadores «es muy justo» para cubrir ciertos cachés. Otros han tenido que modificar sus planes sobre la marcha, como Amigos de Rafael Izquierdo, que tuvo que trasladar el concierto de Sidonie a Bayas (donde los gastos de organización y sonido se disparan) al despachar casi un millar de tickets.
Además conseguir fecha no es sencillo. «Hay bolos que salen de un día para otro porque el grupo está de gira cerca o solo tienen una fecha libre y no se pueden hacer porque la Fábrica está reservada con actividades que podrían hacerse en otro espacio municipal. Todas las asociaciones tenemos que tener la posibilidad de montar cosas y contar con apoyo, eso sin duda, pero hay eventos que pueden derivarse a otros lugares más apropiados para no saturar la Fábrica», señalan. Luego está la comparación con las salas del entorno. «Tener más aforo era un argumento para competir con las capitales más cercanas», apunta La Barraca.
Con parte de este discurso se alinea también Antonio Cenea, de Mirajazz. «El aforo que se nos permite ahora es de 160 personas, siempre supeditado a nuestro formato de club de jazz, mesas para poder tomar algo, cenar o bebidas. Podemos poner 40 mesas con 4 ocupantes cada una, cuando antes teníamos unas 60 mesas».
Evidentemente, «se nos queda muy corto para que la entrada sea la suficiente para pagar la actuación en muchos casos», pues su programación se apoya en los grandes referentes jazzísticos nacionales e internacionales. «Algo más de aforo nos vendría bien. Así aguantaremos hasta donde lleguemos. No es nuestra intención que el aforo nos limite y trabajamos para mantener nuestro status», concluye.
Para Ramiro Molinero, de Rafael Izquierdo, se suman otras problemáticas. «Hay una deficiencia grave en el espacio de almacenamiento. Tenemos un almacén en la barra dónde estamos dejando cosas varias asociaciones y es inviable», reconoce antes de añadir que «sólo hay un camerino, lo que dificulta las actividades porque no todas las bandas quieren compartir. Veo más urgente habilitar un almacen-camerino y los baños que el aforo, pero la Fábrica necesita mejorar sus dotaciones».
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