Más de 250 personas esperan una cita con el psiquiatra en el hospital

A finales de marzo de 2020 eran 52 los pacientes que tenían pendiente pasar por esa consulta en un hospital que tiene asignados tres facultativos de esa especialidad y que, en estos momentos, cuenta con todas las plazas ocupadas, tras incorporarse esta misma semana un médico que solicitó y le ha sido adjudicada una vacantes en un centro en el que ya había prestado servicio con anterioridad.

Pero aún así, el gerente de Salud Mental Miranda, Sergio Bujo, tiene claro que el servicio está infradotado; porque, además, no se trata sólo de que sea capaz de dar respuesta a los pacientes de la ciudad, sino que tiene que dar respuesta a la comarca y a toda la zona de Merindades.

Se necesitarían «al menos dos profesionales más» en el Santiago Apóstol para poder atender el aumento de pacientes que demandan atención especializada en esa materia, tanto por las consecuencias a que nivel psicológico ha dejado la pandemia como por el hecho de que la anormal situación vivida en los últimos tiempos ha llevado a más gente a ser consciente de que tiene un problema de salud mental al que con anterioridad no había prestado atención.

«Hay más personas con una enfermedad mental crónica y más gente con problemas puntuales pero que para evitar que se conviertan en crónicos necesitan atención especializada», apuntó Bujo; al tiempo que llamaba la atención sobre la necesidad de aumentar también los puestos de psicólogo, ya que ahora mismo sólo hay uno vinculado al centro sanitario. Mismo número que en Salud Mental, donde el número de usuarios ronda el centenar. Nada que ver con las tarjetas sanitarias adscritas al hospital comarcal.

«El servicio de Psiquiatría está saturadísimo. El aumento de la demanda está siendo terrible», valoró el gerente de un colectivo con 25 años de experiencia en la ciudad y que reconoce que en los últimos tiempos están llamando a su puerta «un perfil de gente que antes no se acercaba a nuestra asociación. La gente está mal y se ha hecho consciente de qué es estar mal».

Eso único a que durante algún tiempo el hospital ha tenido alguna de sus tres plazas de psiquiatra sin cubrir, ha complicado aún más la atención. «Se habla mucho de Salud Mental, se ha aprobado una ley que en el papel está muy bien, pero el aumento de recursos económicos y de personal no existe. Tampoco las entidades privadas estamos recibiendo más fondos», lamentó Bujo; para quien resulta incomprensible que algunos de sus usuarios, que son enfermos crónicos, «no vean en todo el año al psiquiatra o que le den una cita cada seis meses».

En términos generales, el Santiago Apóstol cerró marzo, según la estadística de Sacyl, con 4.064 pacientes pendientes de una primera cita con un especialista. De ellos, una cuarta parte, hasta 1.029, esperaban pasar por la consulta de Traumatología; y otros 438, por la de Rehabilitación.

Superaba el medio millar Oftalmología, con 527; otras 344 estaban a la espera de pasar por Ginecología, 322 más por Urología, 312 por Anestesia y 310 por Otorrinolaringología. 180 personas había en Digestivo y 158 en Medicina Interna.