Los altos caudales del Zadorra y el Bayas crearon «un tapón» que saturó al Ebro
Le hicieron ganar 1,50 metros más de lo previsto, según la CHE, que habla de un «problema local» que no pudo calcular
salvador arroyo
Viernes, 6 de febrero 2015, 02:40
El Ebro llevó un «caudal real» de 1.000 metros cúbicos por segundo el día de la riada y ganó 1,50 metros de altura sobre lo que le hubiera correspondidos con ese volumen, por culpa del efecto tapón causado por la sobreelevación de las láminas de agua del Bayas y del Zadorra. Es la conclusión técnica pendiente aún de depurar a la que ha llegado la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE)y con la que ésta justifica el episodio de desbordamiento del pasado fin de semana.
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El organismo de la cuenca defiende, además, que «la buena gestión de los embalses» del propio Ebro y del sistema Ullívarri-Urrúnaga «redujo» el caudal máximo en Miranda hasta en 200 metros cúbicos por segundo y en 300 en el Zadorra en Arce «gracias a un efecto de laminación». La CHE, en definitiva, se defiende. Con sus argumentos pretende subrayar que ni erró de forma abultada en sus previsiones ni el proceso de desembalse aguas arriba tuvo un impacto negativo en la riada. Más bien al contrario, evitó que las crecidas fueran mayores.
Xavier de Pedro, máximo responsable de la Confederación, fue el encargado de dar a conocer ayer esa valoración técnica al alcalde, Fernando Campo, en un breve encuentro celebrado en el Ayuntamiento, que precedió a una comparecencia de media hora ante los medios de comunicación en la sede de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía. Ni un representante municipal.
Ambas cuestiones formales (duración de la entrevista con el mandatario local y el lugar elegido para la rueda de prensa) no cuadraban. Campo, de hecho, tampoco le acompañó al Carlos III para ver el estado del Ebro. Las piezas empezarían a encajar después; la pista vino con una manifestación pública del responsable de la CHE:el famoso tapón «es un problema local. No se tiene capacidad de prever los problemas locales que hay en cada uno de los caudales. Hay unas conversaciones telefónicas grabadas. Aquí sí se sabía que la desembocadura del Bayas y del Zadorra podrían generar un problema local. Es el Ayuntamiento el que debe prever ese problema local y tratar de poner las medidas que se pueden adoptar partiendo de la base de que estamos ante un fenómeno natural y que es imposible evitar muchos de los daños que eso ocasiona».
No pueden ser calculados
La expresión «problema local» la mantuvo de forma reiterada. Y con ella se intuía un claro intento por trasvasar responsabilidades. «El efecto de altura (en los afluentes que vertebran la localidad) no puede ser calculado por los modelos de previsión de caudales. Los fenómenos extraordinarios y locales no pueden conocerse sin referencias anteriores», se insistía en una comunicación de la CHE. Ahora ya tendrían un precedente para afinar más.
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Los datos registrados en los sistemas de control de hace una, dos o tres décadas no servirían como soporte, se viene a decir. No existía una información que permitiera «predecir el efecto de este fenómeno por la confluencia de los caudales de los tres ríos, algo que ha afectado también al dato de caudal real circulante en el Zadorra en Arce».El organismo habla de un máximo «real» de 400 metros cúbicos por segundo.
ElSistema Automático de Información Hidrológica (SAIHEbro) recoge que el pico fue de 620,80 a las 22.30 horas del pasado sábado. El nivel del río era en aquel momento de 4,84 metros. El desfase entre el dato actual y el de hace casi una semana se debería según se explica a un cálculo automático que no se corresponde con la realidad. El sistema redefine el caudal en base a la altura detectada. Y por eso ayer también se insistió en que el Ebro no llegó a alcanzar los 1.413 metros cúbicos por segundo que aparecen reflejados en SAIHEbro (18.30 horas del sábado). La altura de 6,95 fue l a que vició el volumen.
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«El caudal máximo en Miranda de Ebro se situó en torno a los 1.000 metros cúbicos por segundo», se insiste. Y con ese dato no se deberían haber rebasado los 5,50 (se llegó a 6,95). El guarismo vendría a soportar el que ha sido uno de los argumentos más criticados en los últimos días: el notable desfase en relación a los 800 que se anunciaron públicamente la víspera de la inundación y que alertaban ya de una «crecida extraordinaria». De Pedro defendió que en su conversación telefónica con el mandatario local aquel mismo día 30 habló de «unos 900 metros cúbicos como previsión provisional. Se superaba claramente la venida ordinaria, que está en torno a los 750. Ya se requería adoptar importantes medidas de Protección Civil».
Cuando se cuestionó a De Pedro acerca de si la reacción del Ayuntamiento fue adecuada, indicó que «eso a nosotros no nos corresponde; corresponde alAyuntamiento y a los servicios de Protección Civil de la Comunidad Autónoma». Desde la CHE se explicó también que la explotación de los embalses permitió atenuar lo que hubiera sido un impacto mayor.
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Según la CHE, durante el episodio, el embalse del Ebro, en Cantabria, registró caudales punta de entrada de 250 metros cúbicos por segundo, mientras que sus vertidos se mantuvieron «en todo momento» en 5 metros. El embalse de Urrúnaga, en la cabecera del Zadorra, registró entradas de 170 y vertió 1; el de Ullívarri, 240 de entrada y 60 metros cúbicos por segundo de salida.
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