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Un año más, los sanjuaneros cumplieron con el ritual de dar tres vueltas a la plaza de España antes de devolver el Bombo al agua.

Un entierro en dos tiempos

Miranda despide sus fiestas con una doble ceremonia de entrega del Bombo al Ebro; en sus versiones XS y XL

s. arroyo/c. ortiz

Miércoles, 11 de junio 2014, 00:10

¿Qué no quieres uno? ¡Pues toma dos! Así cerró ayer esta ciudad, por primera vez en su historia, sus fiestas más imponentes: con seis vueltas a la plaza de España, ración doble de maceo, dos bombos, cuatro sanjuaneros, ochos bombistas de paseo (o en carrera) con el símbolo en parihuelas, dos sueltas por el alambre, dos inmersiones, dos... Todo doble. Así son los sanjuaneros. El adiós sabe mejor cuando se repite. Interminable. Dos tiempos. Desde ayer Miranda tiene entierro del Bombo (como resurrección y éxtasis) XSy XL.

Quizás los puristas de la fiesta no lo entiendan. La tradición es la tradición. Pero la idea es todo un acierto. Ver a una treintena de chavales tras sus sanjuaneros (Beatriz Martínez y Alexander Baum) dando las tres vueltas de rigor a la plaza con la misma pompa y boato que lo hacen sus padres trasmite una sensación muy clara: el revelo quedará garantizado. El acto permite, de paso, renovar el protagonismo de los componentes de la Orden del Bombo Infantil (Mario Bravo, Judit Molinuevo, Laura González y David Fernández), figuras inéditas hasta este año. Una gozada.

En esa pequeña despedida, que se programó para las 20.00 horas, los participantes cogieron rápido la dinámica. Paso lento en la primera vuelta; a ritmo de marcha, en la segunda;y a la carrera en la tercera y definitiva. Aunque aquí hubo un desmadre simpático. Varios peques se salieron del círculo en su afán por llegar los primeros a la puerta de la casa del cura.

Luego llegó el momento de la suelta. El instrumento regresó a las aguas del río en caída suave y continua; en poco más de veinte segundos. «Mira Leire, el Bombo ya se va. Mañana a la guardería, ¿vale?», explicaba su madre a una pequeña que contemplaba la escena del adiós sin pestañear. Ahí culminó la primera entrega del entierro.

La segunda se desarrolló apenas 15 minutos más tarde. A Víctor Garachana, el bombista que ha decidido pasar a un segundo plano después de muchos años volcado con su misión, posó para fotógrafos amateurs y profesionales que querían inmortalizar el momento.Se le aplaudió antes de repetir paseillo junto con sus compañeros. Y comenzó la marcha del adiós. Las vueltas a ritmo de charanga se desarrollaron en poco más de cinco minutos. Decenas de personas se habían sumado a una particular carrera perimetral que en los últimos años ha ido enganchando adeptos.

Toques sobrios

En la casa del cura, volvió el maceo. El presidente Álvaro de Gracia, golpeó al Bombo con lentitud, con pena (y quizás también con algo de cansancio). Fueron cuatro toques sobrios. Los sanjuaneros Joana Martínez e Israel Sánchez, lo hicieron con mucha más fuerza. Resultó imposible hacer recuento. Y los bombistas que ya se lo saben con la intensidad apropiada, esa que se lee en plan me voy, pero volveré.

La sucesión de acontecimientos nos llevó de nuevo al puente de Carlos III y la calle Independencia. A mirar de nuevo hacia arriba, hacia la ventana desde la que el Bombo fue soltado en pendiente sobre el cable hasta caer sobre las aguas del Ebro en apenas 25 segundos. «¡No lo tiréis tan deprisa, pobrecillo!» se le escapó a una veterana sanjuanera. En el impacto final, el juego de poleas ofreció una imagen fortuita: el instrumento de dimensiones más pequeñas emergió de nuevo, como si acogiera a su hermano mayor. Instantes después, ambos se sumergieron. Hasta el 23 de mayo de 2015.

Adiós de Garachana

Después de doce años, Víctor Garachana, dijo adiós a la Orden del Bombo y lo hizo con lágrimas en los ojos instantes antes de que el símbolo de la fiesta fuera devuelto a las aguas del Ebro. De todos modos, hoy volverá a la Casa del Cura para recoger y comprobar que todo está listo para cuando sea necesario volverlo a usar. Eso sí, no de desligará del todo de sus compañeros con los que mantiene el compromiso de seguir apoyándoles en todo lo que necesiten. «Tendrán toda mi colaboración», aseguró.

Aunque alguien deberá cubrir su puesto en un colectivo en el que cada uno es necesario ya que únicamente lo integran seis personas. No está claro quién será, porque hay muchos interesados. Entre bromas, Garachana apuntó que ya había recibido algún intento de soborno. «Me han pedido que les enchufe, pero la elección depende de los cinco que se quedan». De todos modos, quien le sustituya deberá tener, sobre todo, compromiso, porque aunque el Bombo tarda unos segundos en entrar y otros pocos en salir del agua, hay mucho que hacer la semana antes de fiestas y la de después. «Todo lo demás es alegría y corazón. Queremos que quien entre se implique de verdad».

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