El Ermitaño y los Leones también se apuntan al desfile

Nadie quiso perderse el desfile. Ni siquiera el Ermitaño que, en las horas previas a su día grande, se paseó por la calle La Estación empujado por los integrantes del Garrafón en su 25 aniversario. Un acontecimiento en el que lucieron sus mejores galas, completando su habitual atuendo con largas chisteras azules ellos y otras más bajitas aunque más adornadas, ellas.

Pero no fueron los únicos que contaron con algún invitado especial. Entre las filas de La Tajada se camuflaron el León y la Leona del puente Carlos III. Hartos de perderse esa parte de la fiesta que no cruza al Casco Histórico, decidieron bajarse de sus pedestales y mezclarse entre el bullicio. Mientras, en los Piripis-Greska un obispo con mitra y capa roja intentaba poner un poco de orden en sus filas, aunque con poco éxito si tenemos en cuenta que lo suyo ayer era la diversión, más que el recogimiento.

De un lado a otro y muy airosas se pasearon las Conchitas Wurst al estilo made in Spain. Siguiendo la estela de la austriaca ganadora este año del festival de Eurovisión, un par de integrantes de Los Solitarios se colocaron su traje de faralaes, la peluca de larga melena, con peineta incluida, y, por supuesto, una poblada barba. No les faltaba un detalle. Ni el abanico. Eso sí, cantar, no les oímos.

Tampoco pasaron desapercibidos en el desfile Los que Faltaban. Y es que abriendo la comitiva iba un avión medicalizado, con un comandante perfectamente pertrechado para guiar la nave de Miranda a Londres.Por si el mensaje no quedaba claro lo escribieron: Nosotras parimos, nosotras decidimos.

Vistosos resultaron también los componentes de Komando-Patxarana con sus particulares gorros de espuma y que, tal y como explicó uno de sus integrantes, se podía interpretar como la figura de un renacuajo o de un espermatozoide. Ni él mismo lo tenía muy claro. La elección estaba en manos de cada uno.

Más discretos fueron los sombreros elegidos por los componentes del Desmadre, unas chisteras altas con los palos del poker. Aunque también hubo varias cuadrillas que se decantaron por los clásicos. Lo que está claro es que fue uno de los complementos más repetidos ayer. Quizá por su utilidad para protegerse de los rayos de Lorenzo.

También se hicieron notar en la Bebe y Saca. Cumplen las bodas de oro y lo celebraron iluminando su entrada a la calle La Estación con un haz de bengalas, al tiempo que hacían sonar, en lo alto, sus aplaudidores blancos y azules. Más discretos festejando sus 50 años se mostraron en el Escándalo. Solo uno de sus integrantes se animó a hacer referencia a la efeméride con un sombrero en forma de tarta con velas incluida. Eso sí, no se olvidaron del Mirandés, colgando cintas rojas y negras en la pancarta de los chiquis con la que abrían su paso por el desfile.

No celebraban nada los Jijas, pero aún así tuvieron la suerte de contar entre sus componentes con Juan Carlos I, con un gorro militar en el que dejaba claro, al igual que su banda, que Yo soy el gey. Más perdidas andaban por el recorrido del desfile cuatro Caperucitas con su cestita, de las que no se sabía si reclamaban al lobo o a la abuelita. Más claro lo tenían tres golfistas que buscaban los hoyos del green. De momento, solo habían encontrado El 7, en la plaza de España.