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Los más veteranos fueron ayer los auténticos protagonistas con el reconocimiento de la Cofradía de San Juan del Monte.

El pasado de nuestras fiestas

La Cofradía hace entrega de los tradicionales pañuelos sanjuaneros en las residencias mirandesas de la Tercera Edad

pablo izquierdo

Sábado, 7 de junio 2014, 02:22

El espíritu sanjuanero no entiende de edades. Una vez que despierta en plena juventud, permanece latente en la mayoría de mirandeses e incluso forasteros a lo largo de toda la vida. Y nadie mejor para corroborarlo que nuestros mayores, quienes durante el mediodía de ayer recibieron el homenaje de la Cofradía de San Juan del Monte en una jornada donde los más veteranos se convirtieron en los protagonistas.

Miembros de la Cofradía visitaron las residencias de la tercera edad de Miranda para imponer a todos sus huéspedes la principal seña de identidad de las fiestas: el pañuelo sanjuanero. Eduardo Vereas, responsable de relaciones con las cuadrillas, calificó estos actos como «muy emotivos, sobre todo porque nuestros mayores representan el pasado de estas fiestas y son ellos los que han conseguido que lleguen a ser lo que son hoy en día».

A falta de una hora para el mediodía, en la Residencia Mixta ya se respiraba cierto ambiente festivo. El coro de residentes, formado por once mujeres, se encargó de caldear el ambiente con un repertorio de canciones preparadas para la ocasión. Con cada clásico que interpretaban, más voces del público se sumaban a las suyas. Algunos incluso se animaron a acompañar con palmas a las artistas, a la vez que rememoraban viejos tiempos.

Y es que, «todo lo que sea música les motiva mucho», explica Estíbaliz Clemente, monitora ocupacional del centro. «Especialmente la relacionada con San Juan, porque casi todos son de Miranda y han sido fieles sanjuaneros». Tras un animado popurrí de temas populares, no faltaron los correspondientes himnos, tanto el de San Juan del Monte como el de la ciudad, los cuales sirvieron para dar por concluido el recital.

La buena acogida que tuvo este pequeño elenco de féminas, de entre las cuales casi todas confiesan haber vivido intensamente San Juan «desde niñas», residió en el largo trabajo de preparación. «Llevábamos ensayado desde después de Carnaval, porque son muchas piezas y es difícil acordarse de todo», coincidieron en señalar.

Pero las del coro no fueron las únicas estrofas que pudieron escucharse en el edificio, pues el jueves por la tarde los residentes ya habían recibido la visita de los ochotes infantiles, pertenecientes a los colegios Cervantes, Príncipe de España, Sagrados Corazones y Sagrada Familia. Se trató, sin duda, de un programa que hizo las delicias de casi todos, tal como pudieron comprobar los cofrades. «Estoy sorprendido porque se les ve con mucha alegría y muy buen ánimo», reconoció Vereas.

El relevo

Una vez elevados los ánimos, fueron los sanjuaneros mayores del año pasado quienes tomaron el relevo del acto. Oihane García y Juan Antonio Muñoz pronunciaron un simbólico pregón ante los asistentes, relatando cómo vivieron las últimas fiestas desde su privilegiada posición.

La entrega de pañuelos puso el punto y final a la ceremonia, aunque las actividades relacionadas con las fiestas no concluyeron ahí. Por la tarde, se realizó la proyección de la Zarzuela de San Juan del Monte, mientras que el próximo domingo las puertas del centro «permanecerán abiertas para que las cuadrillas acerquen la fiesta a los residentes», apunta Clemente.

Son fechas para participar de la fiesta, pero también para recordar el ejemplo de nuestros mayores y apreciar su entusiasmo por la tradición mirandesa más popular, que ahora viven «con sus limitaciones, pero con mucha alegría cuando se acuerdan de ellos y reciben visitas», tal como señala la monitora. Por ese motivo, «tenemos que hacerles partícipes de la diversión», concluye Vereas.

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