«Hay que volver a conectarse al cordón umbilical de la naturaleza»

«¿Cómo no nos percatamos de que no podemos vivir ni tres minutos sin respirar? ¡Si en una vida normal de 80 años lo hacemos 600 millones de veces!». En un momento en el que se debate más que nunca sobre las nefastas consecuencias del cambio climático para el planeta, expertos naturalistas consideran que el ser humano tiene un «extraordinario déficit» de contacto con su entorno, lo cual dificulta, a su juicio, la comprensión sobre su propia existencia. «Hemos cortado una suerte de cordón umbilical con la naturaleza, la gran placenta que nos protege y nos alimenta. Hay que volver a conectarse porque dar la espalda a lo que nos permite vivir nos resta comprensión sobre nosotros mismos», advierte el reputado divulgador Joaquín Araujo, uno de los colaboradores más estrechos de Félix Rodríguez de la Fuente.

Bajo su punto de vista, la actual civilización «se caracteriza por no tener sentimiento por la naturaleza», un diagnóstico que extiende a «casi todos los males de la sociedad». Así lo manifestó este lunes en Bilbao durante un encuentro titulado 'Ciencia, paisaje y futuro' junto al investigador Jerónimo López y que estuvo moderado por César Coca, adjunto a la dirección de EL CORREO. Los expertos abordaron algunas contradicciones de la cuestión ecologista como el papel protagonista que ha tomado una generación de jóvenes que, a su vez, coge el relevo del consumismo de sus predecesores. «Estar enganchado a una pantalla no proporciona vivencias», aseguró López, geólogo y también alpinista –fue el primer español en hoyar el Manaslu (8.156 metros).

Araujo insistió en que esta dependencia sobre la tecnología hará que los jóvenes tengan el riesgo de cometer nuevos errores. «Lo más peligroso en la comprensión de la realidad es creer que la llevas en tu bolsillo. Los jóvenes educados en el mayor de los conforts van a ser las primeras víctimas de lo que se nos viene encima», aseguró. Eso sí, al menos se felicitó de que cada vez haya una mayor concienciación ecologista, si bien propuso incorporar una asignatura llamada 'Vida' en todos los escalones de la educación.

Ambos entendidos coincidieron en que la solución al cambio climático requiere de «una combinación extraordinaria de elementos» que pasa inevitablemente por la adopción de medidas globales y ambiciosas dado que «atmósfera solo hay una». En este sentido, López propuso inspirarse en el modelo de gestión de la Antártida. «El 10% de las tierras emergidas de este planeta no pertenece a nadie, se gestiona multinacionalmente y las decisiones se toman por unanimidad. Tenemos que extenderlo a otras problemáticas mundiales para poner la protección medioambiental como un valor básico», lanzó.

Al geólogo, en cualquier caso, no le gusta oír hablar sobre una posible destrucción del planeta. «Es algo que me chirría. En 4.600 millones de años, aquí ha pasado de todo y nosotros hemos sido los últimos en llegar. El problema que tenemos ahora causará enfermedades, guerras y nuestra propia extinción, pero el planeta seguirá adelante sin nosotros», zanjó.