Pinilla, Sacristán y Torroba hablaron ayer de los nuevos antivirales que se está suministrando a enfermos riojanos.

La Rioja trata en un mes a cien pacientes con hepatitis C con fármacos de tercera generación

Dieciséis enfermos atendidos en una fase anterior se encuentran libres de virus, pero aún hay que esperar ocho semanas para confirmar que se han curado

v. ducrós

Martes, 5 de mayo 2015, 00:39

Alegría contenida por la evolución de los enfermos de hepatitis C tratados con antivirales. Porque hay que ser «prudentes» por los efectos secundarios y la interacción con otros medicamentos. Porque según confirmó la jefa del Servicio de Digestivo del Hospital San Pedro, Begoña Sacristán, dieciséis enfermos tratados en una anterior fase con antivirales están «libres de virus», después de un mes sin tratamiento. «Aunque hay que esperar doce semanas, tres meses, desde que se finaliza el tratamiento para poder decir que se han curado», matizó la doctora.

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Estos pacientes se corresponden a la primera fase de los antivirales de acción directa de segunda generación (fueron tratados con Sovaldi, Olysio y Daklinza), que empezaron a administrarse de agosto a febrero y en el que participaron 59 pacientes. «De esos 59, explicó Sacristán, 17 son personas con coinfección, es decir, con infección del virus de la hepatitis C y del VIH.

De los 42 restantes, dos abandonaron el tratamiento en el primer mes, uno por enfermedad no relacionada con el hígado ni con el tratamiento, y otro por falta de adherencia, falta de cumplimiento con el tratamiento. Otra tercera persona falleció, pero por un proceso totalmente ajeno a su afección hepática».

Así, de las 39 personas restantes, 16 han cumplido un mes sin tratamiento y libres de virus, «y siete de ellas son portadoras de un transplante de hígado, con lo que le da más importancia al resultado».

Sacristán, que compareció en rueda de prensa junto al jefe del Servicio de Farmacia, José Torroba, y el facultativo de Medicina Interna, Javier Pinilla, se refirió, asimismo, a la segunda fase, con los denominados antivirales de tercera generación (Exviera, Viekirax y Harvoni) que fueron aprobados en abril. «El 7 de abril se empezó esta nueva fase donde en un mes hemos tratado a 100 pacientes».

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279 pacientes desde 2012

Sacristán resaltó que se trata de una cifra superior a la inicialmente estipulada -sesenta pacientes en abril y otros sesenta en mayo- «debido a la presión psicológica del paciente, la familiar y la de los medios». Desde 2012 son ya 279 los riojanos que han recibido tratamiento, que incluyen a los tratados con la primera generación de medicamentos.

«En este corto período se observa una evolución favorable, salvo en dos pacientes con enfermedades de hígado avanzadas, que han presentado un episodio agudo grave y que ha requerido ingreso hospitalario. Es una buena noticia que en apenas 23 días se halle una evolución favorable en 98 de las 100 personas tratadas».

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Como reconoce Pinilla, aunque los resultados invitan al optimismo, hay una serie de efectos secundarios «leves o moderados», como pueden ser la sensación de cansancio, el dolor de cabeza, la sensación nauseosa. Asimismo, habló de la importancia de comprender que cada paciente tiene que tener «un tratamiento a la carta; la medicación que le va bien a un paciente no sirve a otro».

Por su parte, Torroba añadió que «desde agosto del año pasado se están utilizando antivirales más potentes que arrojan resultados de eficacia muy altos», a la vez que concentró que hay que tener en cuenta que existen muchas interacciones con otros medicamentos «muy habituales» y que se utilizan, por ejemplo, para tratar el colesterol, la hipertensión, problemas cardíacos y de control inmuno-supresión en el caso de enfermos trasplantados, lo que hace necesario la «individualización de los tratamientos».

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Por último, Sacristán indicó que quedan pocos casos de cirrosis sin tratar, que se comenzarán a tratar durante este mes de mayo y, en junio, se estudiará incluir a enfermos moderados, a la vez que confirmó que se dispensarán estos fármacos a todos los enfermos cirróticos, incluso a las mujeres que deseen quedarse embarazadas, e insistió en que cada seis u ocho semanas se controla a los pacientes para comprobar si avanza la enfermedad.

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