«Quiero ser una mujer mayor estupenda, que es lo que soy»

Cada semana alterna partenaire en el escenario, entre Rodrigo Raimondi y Hugo Aritmendiz, dos actores con síndrome de Down que se han convertido en sus «hijos postizos». Después de una etapa delicada de salud, vive un momento de ilusión porque hasta octubre le han dado el alta. Echa de menos la copitaque le han quitado al haberle puesto un régimen muy severo. Ya está jubilada, pero no piensa dejar su trabajo porque es su pasión. El tiempo que le quede quiere aprovecharlo más con su familia. Trasmite entusiasmo y mucha vitalidad. Es contundente en sus respuestas, pero tan cercana que no permite que se la trate de usted.

-¿Qué tiene Concha Velasco del personaje de Olivia?

-Nada y todo. No tengo nada que ver con Olivia, pero sí que a través de ella he aprendido tantas cosas que me siento estupendamente dentro de la piel de ese personaje. Siempre digo que me voy enriqueciendo de los personajes que interpreto más que de mi propia vida.

-¿Cómo es la experiencia de trabajar con actores con síndrome de Down?

-Para mí durante los ensayos fue difícil porque era la primera vez que trabajaba con personas así. Ahora es una maravilla porque son tan cariñosos. Nadie me da tantos besos ni tanto cariño como estos dos hijos postizos que tengo ahora.

-En la obra, su personaje dice que nunca ha tenido tiempo para hacer lo que realmente le hubiera gustado. ¿Lo comparte?

-Esa pregunta me la hago yo también. Porque en mi trabajo, pleno. En la vida privada he tenido hijos, un nieto... Pero nunca he hecho esas pequeñas cosas que hace todo el mundo y no quiero que se me pasen. Nunca me he dado una vuelta por Madrid en un coche descubierto de esos en los que van los turistas.

-Qué le queda por hacer a una artista que ha sabido desenvolverse por diferentes ámbitos y además ha cosechado éxitos en cada uno de ellos?

-Todo. Pero que tenga que ver con mi edad. Yo no quiero ser jovencita. Quiero ser una mujer mayor estupenda, que es lo que soy.

-¿Y algún reconocimiento profesional pendiente?

-Los tengo todos y agradecidísima. Cada premio que me dan es como si fuera para mí el primero. El otro día me dieron mi octavo Fotogramas de Plata y no se puede estar más contenta por haber tenido esa carrera. Tengo la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, un Goya de Honor ¡Qué más se puede pedir!

- ¿Y en la vida en general?

-Lo que quiero es que mis hijos y mi nieto tengan un buen recuerdo de mí cuando no esté en este mundo. Creo que eso es la vida eterna. El recuerdo que tengo de mis padres y de mis seres queridos que sigo rezándoles cada noche y sigo pensando en ellos. Conseguir el cariño y el respeto de los míos para que me recuerden siempre. No aspiro a más ni a menos.

-¿Hay algo de lo que se arrepienta?

-Sí, me arrepiento de todo y le pido a Dios perdón porque soy creyente. Espero que me perdone del daño que haya podido hacer voluntariamente a personas que me han querido y que yo, a lo mejor, no las he querido tanto como debería. Pero de mi profesión no me arrepiento de nada. Tengo una carrera espléndida y he hecho lo que tenía que hacer en cada momento.

-La cultura en nuestro país atraviesa momentos difíciles como consecuencia de políticas como la subida del IVA cultural. ¿Un pueblo educado es más difícil de manipular?

-No es ahora, eso es de toda la vida. Por desgracia, cuanto más sabe el pueblo, más va a exigir. Entonces pan y circo. Es una desgracia muy grande contra la que hay que luchar, pero es muy difícil porque los poderosos tienen más armas que los demás.

-Qué pasa si un actor se posiciona políticamente?

-Yo ya lo he hecho en mi momento y ahora no me toca. Que lo hagan otros. Tengo 75 años y no quiero participar en este momento en nada que tenga un tinte político.

-¿Pero debe y puede hacerlo?

-Es el país el que debe estar preparado para que un actor tenga derecho a pensar y a manifestarse. Así como en países como Estados Unidos los actores se posicionan y son igualmente queridos y respetados, aquí la verdad es que no. No me voy a posicionar en nada.