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Los dos acusados, en el banquillo de la Audiencia Provincial.
El albañil acusado de estafa reconoce que acompañó a la anciana a sacar dinero

El albañil acusado de estafa reconoce que acompañó a la anciana a sacar dinero

Niega que cobrara una cantidad mayor que la presupuestada por las obras que realizó en la casa, mientras que la cuidadora se desvincula del obrero

carmen ortega

Jueves, 27 de marzo 2014, 12:23

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Lo único que quedó meridianamente claro en la vista oral celebrada ayer en la Audiencia Provincial es que en la cuenta bancaria que Isabel S. G. tenía en Ibercaja hubo reintegros por más de 158.000 euros entre septiembre de 2010 y septiembre de 2011. Y que todas las operaciones las hizo y firmó la anciana, de 85 años, en algunos casos acompañada por el albañil que contrató para las reformas en su casa de Logroño. También se constató tras las declaraciones del director de la sucursal y de una trabajadora que habían alertado a la mujer de que las extracciones eran abultadas y que ella incluso les había respondido que era su dinero y que podía hacer lo que quisiera con él.

El joven constructor acusado de estafa reconoció que había acompañado en varias ocasiones a Isabel S. G. a la oficina bancaria y que en algunos casos le pagaba allí mismo y en otras en casa, aunque siempre insistió en que los abonos correspondían a las facturas y presupuestos de las obras realizadas en la vivienda de la mujer. En este punto, T. E. V. -con antecedentes previos por estafa- ofreció cifras distintas durante el juicio para justificar el dinero cobrado. Habló de 24.000 euros, de unos 35.000...

Por su parte, la segunda acusada, una mujer vecina de Arnedo, que conoció a Isabel en el Hospital San Millán cuando coincidieron en la misma habitación -ella tenía ingresado a su padre y la anciana, a su marido- insistió en que residió con Isabel durante cinco años, tiempo en el que también trabajó como celador en el Hospital San Pedro y cuidando ancianos en el centro hospitalario o en sus propios domicilios. «La acompañaba, hacía la compra, cuidaba de que se tomara las pastillas...» Según su versión, alertada por un vecino que le dijo que un cobertizo del jardín de la casa de Isabel requería reparaciones y que, si no se realizaban, iba a denunciar a la anciana, alentó a ésta para realizara los trabajos de mantenimiento. En Villamediana, en la casa de un anciano que cuidaba, le hablaron de T. E. V. y ella lo puso en contacto con la anciana.

«De las obras se entendía Isabel con el albañil. Al principio no quería arreglar porque no quería dejar la casa arreglada a sus sobrinas. Decía que no se preocupaban de ella», sostuvo ayer la acusada, que también afirmó que a cambio de sus cuidados no recibía dinero alguno de Isabel y que «jamás» le sisó nada a la octogenaria.

También testificó ayer la sobrina de la mujer, que interpuso las correspondientes denuncias una vez que fue avisada desde Ibercaja de los sucesivos reintegros que realizaba su tía. «Mi tía confiaba en la mujer que vivía con ella, aunque se quejó de ella muchas veces porque decía que no le hacía caso», afirmó.

La sobrina afirmó que su tía «confundía los euros con las pesetas», algo que negó la trabajadora de la sucursal que la atendía personalmente para grandes operaciones. Una perito señaló más tarde que la mujer «no se aclaraba muy bien con el cambio de moneda».

Todos estos extremos y el hecho de que otro perito cuantificara en algo más de 12.000 euros las obras realizadas en el domicilio de Isabel, llevaron al ministerio fiscal a mantener la pena de cuatro años de cárcel para el albañil y la cuidadora por estafa continuada, alegando que había quedado acreditado que habían actuado en connivencia y compartiendo el dinero que Isabel extraía de su cuenta.

La acusación particular elevó de cuatro a seis años la petición para la cuidadora y de seis a ocho la pena solicitada para el albañil, pidiendo al tribunal la aplicación de la condena en su grado máximo al tener en cuenta la elevada edad y supuesta desprotección de la víctima.

Las defensas solicitaron las libres absoluciones para la acusada y para el albañil porque no se había probado el destino de todas las cantidades reintegradas por Isabel y la cuidadora está imputada «solo por el hecho de poner en contacto» al albañil con la anciana.

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