¿Sabías qué...?
Curiosidades festivas ·
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'Día del guarro'
El último paseíllo era antes nube de harina
El 'día del guarro' ha desaparecido poco a poco de las fiestas de Vitoria, como esa harina que empolvaba el último paseíllo, aunque algunas cuadrillas se resistieran durante años a rematar el 9 de agosto de punta en blanco. O casi, que a esas alturas ya de La Blanca... Con la desaparición de aquella costumbre se fueron también los cochinillos que los blusas solían llevar en brazos para hacer el recorrido doblemente guarro. La tradición de envolver la calle en una nube de harina se recuperó el 13 de agosto de 2018 para el rodaje de 'El silencio de la ciudad blanca'.
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Vuelta a casa
1,90 metros y 25 kilos de Celedón en poliéster
El muñeco de Celedón que ascenderá la próxima madrugada hasta la torre de San Miguel está fabricado en poliéster. Es alto, 1,90 metros, pero luce un tipín bastante irreal pues apenas pesa 25 kilos. Su 'outfit' se compone de camisa blanca talla 56 (que costó 5.000 pesetas, 30 euros de hoy), pantalón de mil rayas, escarpines de lana, pañuelo rojo al cuello y txapela negra número 15 de la desaparecida Elósegui. Calza un 46 y sus pies son tan anchos que necesitó de unas abarkas a medida. El paraguas lo lleva en una mano rígida y alzada y en la otra, con movimiento de Playmobil, el hatillo.
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Premio desaparecido
La primera Trufa de Oro fue para los veteranos
Entre los restos arqueológicos de las fiestas de Vitoria aparece un premio llamado Trufa de Oro que, tallado en bronce, imitaba las sabrosas formas de esta pieza de chocolate. La idea se le ocurrió a una cadena hotelera que ya no sigue en la ciudad y en su primera edición, en 1998, fue a parar a manos de los blusas veteranos. Otros candidatos de ese año a este galardón, que pretendía reconocer a la persona o colectivo que protagonizara «el acto más emotivo y humano» de La Blanca, fueron el Rosario de la Aurora, gargantúa, los gigantes y cabezudos o Celedón Txiki.
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La última, 46 metros
La Blanca lleva 20 años sin subirse a la noria
No hay fiestas sin barracas y, aunque algunos pensaban lo contrario, sí hay barracas sin noria gigante. El icono por excelencia de los recintos feriales lleva ya dos décadas sin girar en La Blanca ya que su complicado transporte y montaje no se veía compensado por las ganancias que dejaba Mendizabala. La última en dar vueltas por allí rozaba los cincuenta metros -la infantil, más reducida, ha venido más veranos- y contaba con cabinas 'antivértigo' para que los más miedosos llevaran mejor el paseo por las alturas. Entonces aún se pagaba el ticket con pesetas y el viaje salía por 325.
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Feria taurina
Hemingway se hizo eco de las fiestas de Vitoria
Tal día como hoy de 1958, la feria taurina de La Blanca fue escenario de una de las peores tardes de Luis Miguel Dominguín. Tanto que aquella malísima faena, y como consecuencia las fiestas de Vitoria, se colaron en la prestigiosa revista 'Life'. Ernest Hemingway, una de las firmas de esa publicación, fue el encargado de dar la puntilla al torero. Entre los diestros Dominguín, padre del cantante Miguel Bosé, y Antonio Ordóñez existía una enorme rivalidad y Hemingway, reconocido ordoñista, aprovechó la ocasión para echar un capote a su ídolo.
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Neska txiki
Edurne pudo llamarse Zuriñe o Blanca
Neska Txiki agarró de la mano a la versión mini de Celedón allá por 2002, la primera vez que salieron en pareja, pero no fue hasta 16 años después cuando quedó bautizada. Fueron los vecinos más menudos de la ciudad quienes eligieron que se llamara Edurne en una votación celebrada en el Elkargune de Infancia y Adolescencia. El 38% optó por este nombre, el 32% prefería Zuriñe y el 30% apostó por Blanca. Hace justo ahora dos décadas que este personaje pisó en carne y hueso las fiestas de Vitoria aunque tuvo que esperar algo más, hasta 2008, para contar con su propia muñeca.
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Los más caros
El gafe persiguió a los conciertos de 1990
No hubo suerte con los conciertos programados para La Blanca de 1990. Las dos actuaciones más caras de aquellas fiestas (Duncan Dhu y Dúo Dinámico) se cayeron del cartel apenas unas horas antes de subir al escenario. El grupo donostiarra se negó a tocar un día como hoy en la plaza de Los Fueros por incumplir el tamaño exigido -Mikel Erentxun se desquitó ayer en el mismo lugar de aquel fiasco-, mientras que la otra pareja musical tuvo que suspender su concierto por un problema de salud de uno de sus integrantes. Ramón Arcusa sufría hemorroides.
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Sólo humanos
Sin animales en el circo desde hace una década
Hace ya una década que bajo la enorme carpa que por estas fechas instala el circo en Mendizabala sólo desfilan humanos. Ni llamas, ni tigres blancos, ni dromedarios saltan a la pista desde que el Ayuntamiento de Vitoria aprobó en mayo de 2013 su ordenanza de animales, que prohibía este tipo de espectáculos con fieras y que comenzó a aplicarse ese mismo verano. El 'show' circense tuvo que reinventarse, con números como el del Hombre Láser, y renunciar también a la tradición de sacar a sus elefantes a la calle para que los pequeños vitorianos les dieran el desayuno.
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Madre de los blusas
La virgen que nació por la coronación de La Blanca como patrona
Más pequeña que su predecesora en la procesión de los faroles y hecha a imagen de La Blanca que se puede ver en la capilla de San Miguel, la virgen peregrina nació para celebrar su coronación como patrona en 1954. La madre que no falta a su cita con los blusas en el Rosario de la Aurora es obra de Marín Goicolea, está hecha en madera de Flandes y costó 7.000 pesetas. Pensada para ser trasladada por Vitoria y sus pueblos, entró a formar parte de la colección de la Cofradía como donación del abad Aurelio Vallejo.
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Folclore
Gigantes y cabezudos se remontan a 1643
La comparsa de gigantes y cabezudos de Vitoria se creó en 1917 con cuatro gigantes y cuatro cabezudos para incorporarse al material festivo de la ciudad. De cartón-piedra y mimbre, los gigantes encarnaban a aldeanos de Aramaiona y la Montaña Alavesa, mientras que los cuatro cabezones de medio metro cúbico de cabeza, se inspiraban en personajes populares de la ciudad como Celedón, Cachán, Escachapobres y Pintor. La referencia más antigua de la existencia de una comparsa en Vitoria se remonta a 1643 en la que se regulan los salarios de la persona que cuida de los gigantes.