No pretendo ponerme bíblico, aunque tampoco puedo evitar acordarme del Génesis: 'En el principio...' (1:1). Simplemente tenía que pensar en cómo empezar este artículo ... sobre las fiestas de Vitoria y se me ha ocurrido repasar algunas formas de hacerlo. Porque cada cual tiene su manera.
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Quiero iniciar el repaso soltando la bilis. Pienso que es la mejor forma de poder dedicar después mi esfuerzo a comienzos mejores.
Por mi barrio ha habido alguien que comenzó las fiestas ensuciando las paredes, incluida la patrimonial de la iglesia de San Pedro con diversas pintadas narcisistas. Me supongo que, de ser de Vitoria, que a lo mejor no, el autor/autora de la emponzoñada se sumará a las fiestas una vez comenzadas. Pero su excremento pictórico, me temo, ahí quedará, porque no, no creo que el Ayuntamiento..., para su vergüenza y nuestro mal humor.
Otra forma, de mucha más importancia positiva, es cómo empiezan las fiestas los empleados de hostelería. Con un adelanto que yo les he oído: «Todavía no hemos empezado y ya estamos...». Porque las fiestas, en la hostelería, comienzan bastante antes. Cuando toca almacenar todo lo necesario, buscar cámaras de donde no las hay, rellenarlas, y empezar a trabajar mucho más que lo habitual. Se comprende que si ya antes el trabajo les supera, una vez que empiecen las celebraciones la cosa se les ponga chunga. Por eso es muy importante que nosotros/as los que estamos a este lado de la barra les tengamos un enorme respeto, cuando no admiración sincera. ¡Qué sería de estos días sin ellos!
Voy a recordar el comienzo de mis fiestas infantiles, por si tiene algo que ver con el de los niños/as que las empiezan ahora. Para mí, empezaban el Día de Santiago. Porque me vestían de blanco y faja roja y porque me 'feriaban' algo. Lo explico. Me hacían un regalito de juguete de los de poca 'tela' y mucha ilusión. Desconozco si a los chavales que encarnan a Celedón y Neska Txiki, les 'feriaron' algo por Santiago. Lo que sí me supongo es que para ellos las fiestas comenzaron ayer, cuando se encarnaron en sus personajes. Los días anteriores, con los nervios, igual ni se enteraron. De que han empezado. Pero ese día tendrían claro que de alguna manera ellos también dan inicio a unas fiestas, las de los niños y niñas en su día grande.
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Lo de los blusas no deja de ser un 'initius interruptus'. Cuando yo lo era nunca me acabé de acostumbrar ni entender que comenzáramos las fiestas un día, el que se llamaba 'del Blusa' -ahora es el Día del Blusa y la Neska-, precisamente, y luego lo dejáramos. O sea que empezabas a estar en plan blusa, de ser nunca se deja, con los aperos del oficio bien dispuestos, desde la txapela hasta las zapatillas de esparto, y con todo el ánimo necesario para la entrega festiva y, luego, nada.
«Tampoco habría pasado nada si a la Procesión de los Faroles se hubiera ido de blusa. Pero eso es cosa que ya no tiene comienzo»
Tampoco entendía muy bien que siendo los blusas los protagonistas de estos días no estuviéramos presentes en su comienzo. Era un poco raro lo que ocurría cuando lo del puro. Íbamos juntos los de la cuadrilla que al día siguiente íbamos a formar parte de la cuadrilla pero como disimulando que éramos blusas, teniendo que abstenernos de hacer cosas que nos iban a estar permitidas al día siguiente. Es verdad que la obligación-devoción de ir a sacar el farol nos hubiera cortado en todo caso pero, al final, lo mismo. Porque al otro día se procesionaba, y desde muy temprano, con la blusa. Tampoco hubiera pasado nada si a la Procesión de los Faroles hubieran ido los blusas, de blusas. Pero eso es cosa que ya no tiene comienzo.
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Lo que sí lo podría tener es lo que voy a proponer, siguiendo las directrices de nuestra concejala de Cultura, que nos ha animado a todos/as a participar en posibles cambios para mejoras de las fiestas. En este caso de su comienzo.
Acabamos de ver cómo empiezan en sanfermines los de Pamplona. ¿Qué hacen? Pues se visten todos de blanco y rojo y van a la plaza. Van todos, los de las peñas también. De manera que ellos comienzan las fiestas cuando las fiestas comienzan. Propongo que, el día 4, al Chupinazo acudan los 6.000 blusas como tales. Y que todo el que quiera entrar a la plaza tenga que ir igualmente de blusa o de neska. No como obligación pero sí en plan de ir haciendo tradición. Lo digo porque ya se sabe que el.... como el... todo es empezar.
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