«La carrera de barricas ha ganado a la de los burros en público y expectación»

La pugna con las barricas «ha superado y 'ganado'» a la de los animales en muchos aspectos, «en participantes, público, expectación, patrocinadores». Si la costumbre que nació en 1963 contaba en sus últimas ediciones con una decena de inscritos, la actual reúne a en torno a un centenar de contrincantes distribuidos en 23 equipos. «Mueve a mucha más gente, es un acto más vistoso, con un recorrido de más calles e invita a que la gente se acerque a verlo. Año a año va a más», apunta el responsable de la Comisión. En el último «el público se cifró en 20.000 personas, más que un partido del Baskonia o incluso del Alavés», señala Elejalde. Por primera vez, la Comisión se encarga este curso de organizar la actividad, labor de la que hasta ahora se ocupaba Wine City. «Queríamos involucrarnos más porque siempre poníamos los participantes y pensábamos que de cara a las cuadrillas podría ser más interesante tener una implicación más activa», argumenta González.

Los concursantes esperan «con muchas ganas» el 'banderazo de salida'. Como novedad, este año habrá un paseíllo antes de la carrera «con todos los participantes y una fanfarre». Un «calentamiento» perfecto para el esperado desfile de la tarde. «Queremos volver a ver esa 'salsa' en las calles, las txarangas, txistus, cuadrillas... Han sido años muy duros y tenemos ganas de recuperar ese contacto social».

Las barricas pasaron a formar parte del programa del Día del Blusa y la Neska en 2016 tras el veto a la carrera de burros por parte del Ayuntamiento al incumplir la ordenanza de protección animal. Los promotores de la actual competición se fijaron en el antecedente internacional que fijó Montepulciano (La Toscana), que reemplazó su carrera de caballos que tenía siglos de historia por otra de barricas. En Vitoria la ciudadanía «se acostumbró al cambio», si bien «tampoco hay que olvidarse de los burros, simplemente hay que evolucionar», apunta Elejalde.

González recuerda que la Comisión «no renunció a los burros, estuvimos esperando el permiso hasta última hora, pero las instituciones lo prohibieron y no quedaba otra». «Da pena porque era una tradición y porque se dijeron muchas mentiras de que había maltrato animal, y eso nunca ocurrió». Con la nueva carrera, «en Vitoria hemos sido pioneros, los primeros de España en organizar una de estas características», ensalza el encargado de Wine City.