Blusas y neskas visten el día grande de La Blanca «más raro»
Sin charangas. Los vitorianos reducen al máximo la celebración con familiares y amigos. «Llevar el traje es lo único que diferencia esta jornada de cualquier domingo»
«Normalmente, te vas a la cama con un cosquilleo la noche anterior. Te levantas como un niño pequeño para ponerte el traje y salir corriendo de casa». Sin embargo, José Alonso, presidente de la cuadrilla Los Alegríos, no sintió nada de eso este miércoles. Ni las prisas por salir a la calle. El día grande de La Blanca tan solo llegó acompañado de un sentimiento de nostalgia que se acrecentaba por momentos. Ocurría, por ejemplo, cuando dos miembros de la misma cuadrilla se cruzaban por la calle identificando en sus miradas un parco saludo. Sin música de fondo y con esa distancia exigida por las circunstancias sanitarias. «Un vermú, una comida familiar y pronto para casa». Esos eran los planes de Alonso que coincidían con los de muchos vecinos de la capital alavesa.
Los vitorianos han asumido que este año no toca celebrar fiestas. Y la memoria de la tradición ha tenido en el día grande uno de sus únicos reflejos en la vestimenta de algunos blusas y neskas. «Llevar el traje es lo único que diferencia hoy 5 de agosto de un domingo cualquiera», apunta Alonso. La decisión de enfundarse ese pantalón mil rayas y sacar del armario la blusa negra, a pesar de la calurosa jornada, no ha sido compartida mayoritariamente. «No hemos sido muchos los que nos hemos vestido. Ha habido gente que ha cogido vacaciones y muchos están fuera», reconoce.
La alegría, además de no sobrepasar el tiempo de una pose fotográfica, quedaba oculta tras la mascarilla. «Me he puesto el traje pensando ya en el año que viene. Hacemos la cuenta atrás», cuenta Paula Pérez de Mendiola, de cañas junto a sus amigos Aitor y Mikel en la plaza Celedones de Oro. Este año se iba a estrenar como miembro de Batasuna. Asume que el paseíllo tendrá que esperar tras hacer un repaso de la cambiante situación. «En todas las esquinas estarían sonando ahora mismo las charangas», comentaban al filo de la una del mediodía entre un ruido leve de conversaciones. «Es un día raro», refrendaba a su vez Aitor Atxaerandio (Basatiak), cuyas «fiestas alternativas» pasan por quedar con un reducido grupo de amigos para comer.
Zuriñe Oraa, de Luken, también lució como neska por el centro junto a su familia. «Solo un día y por tradición». El buen tiempo hace que su destino predilecto para los próximos días sean el embalse Ullíbarri-Gamboa. ¿Celebración? «No toca. Igual nos ponemos en el móvil la charanga y hacemos un paseíllo a nuestro aire», indicaba sonriente junto a los pequeños Zei y Elaia.
Acerca de las declaraciones del alcalde Gorka Urtaran en las que desaconsejaba vestir dicha indumentaria, quienes lo hicieron aludían a la «responsabilidad». «No sentaron bien esas palabras. Ir vestido de blusa no hace que haya más aglomeraciones o acciones incívicos», reconoce Mikel Granado, de la cuadrilla Zintzarri. «Según han ido avanzando las cosas a nivel sanitaria es verdad que lo mejor ha sido que se cancelen las fiestas».