Fiestas de La Blanca
La otra Bajada de las fiestas de VitoriaGoitiberas ·
Al más puro estilo Celedón, las cuadrillas descienden desde la colina en unos originales bólidos. Un aparatoso accidente obligó a sacar la bandera rojaEste cuento, por mucho que se entregue todos los años –y ya van siete–, uno nunca se cansa de leerlo. Se sabe cómo empieza, en ... lo más alto de la cuesta de San Francisco, pero no cómo terminará: si derrapando, contra los fardos, volcado... Es más, la bandera roja tuvo que salir a escena tras un aparatoso accidente. Solo los más diestros al volante de estos 28 improvisados y originales bólidos –la cuadrilla Petralak bajó a lomos de su potra salvaje y Los Alegríos vestidos de Caperucita y el lobo– consiguen cruzar la línea de meta ubicada en la calle Olaguíbel. El Gran Premio de las goitiberas, esa otra Bajada de las fiestas organizada por Los Alegríos y con el apoyo de EL CORREO, no ha defraudado este martes. 200 metros de pura adrenalina y un temible zigzagueo que volvió a reunir a centenares de seguidores que, vermú en mano, disfrutaron del espectáculo.
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Bandera roja en el descenso tras un aparatoso accidente
Al son de las campanas, a las 12.00 horas, se apagaron las luces y comenzó el particular circo de la Fórmula 1 de La Blanca. «¡Pero dale, no frenes!», arengaron desde las abarrotadas gradas. Encontrar un sitio desde el que seguir la carrera resultó misión imposible. Hasta la bandera. Otros de los asistentes optaron por cerrar tímidamente los ojos. «Deja, deja... Prefiero no verlo. ¡Si bajan como balas!», comentó Ainize Herrero al ver la velocidad endiablada con la que descendían los más osados.
Tanto arriesgaron -algunos dieron varios 'besos' a las vallas- que al final hubo un susto. Apenas habían pasado 20 minutos y se tuvo que parar la prueba. La goitibera de Gautarrak sufrió un aparatoso accidente en plena curva. Álvaro Armentia, tratando de evitar que el vehículo volcase, apoyó la pierna en el suelo con la desgracia de sufrir una torsión. El incidente heló al público y enmudeció la fiesta. El joven blusa –sirvan estas líneas para desearle una pronta recuperación– fue despedido con una ovación cerrada y evacuado en ambulancia a Txagorritxu. Además, una mujer sufrió un golpe de calor. Estos hechos provocaron que la carrera se interrumpiese durante media hora, hasta que los vehículos medicalizados regresaron a su posición.
Encontrar ese equilibrio entre velocidad y seguridad no es sencillo. Bueno, a menos que seas Urko Basterra y Eneko Urón, de Batasuna. Porque sí, volvieron a ganar, como el año pasado con un tiempo de 21:921. En el 'paddock' de las goitiberas se les empieza a comparar ya con Max Verstappen, el piloto de F1 de Red Bull por sus éxitos. Con la de este martes suman ya cuatro participaciones y tras cosechar dos segundos puestos, ahora solo saben ganar. «Tenemos que defender el trono. El año que viene volveremos a dar guerra. La clave está en no frenar y así lo hemos hecho. ¿Que pasas miedo? Un poco, pero cada segundo cuenta». Razón no les falta. El segundo, Eneko Corcuera, terminó a 62 centésimas.
Claro que si algo funciona, lo mejor es no tocarlo. Y eso hicieron. «El chasis es el mismo del año pasado, únicamente hemos cambiado la decoración». Por la misma estrategia optaron José Manuel Pachecho y David Monzón, de Los Alegríos. Aquel coche de los Picapiedra o el camión de bomberos se convirtió en una cama con ruedas pilotada por el lobo y Caperucita. Por tener, tenía hasta una mesilla. «Hemos optado por este cuento más que nada por la comodidad. Ya que de noche no hemos pisado la cama, al menos ahora podemos echarnos una siestita», bromearon. El final en su caso no fue feliz, dado que terminaron 17º, «pero nos lo hemos pasado en grande».
A lomos de la potra salvaje
Esa fue otra de las claves de esta edición. Las cuadrillas sacaron a lucir su ingenio y crearon auténticas obras de arte. Una categoría en la que se coronaron los hermanos Jonathan e Ivan Tejedor. «En carnavales fuimos disfrazados de payaso y pensamos en hacer algo parecido, pero que diese miedo. Descartada la niña del exorcista, nos decantamos por la casa del payaso 'It'», apuntaron. Detrás de semejante bólido había muchas horas de trabajo. «Joder que si las hay... casi me cuesta un divorcio y todo», reía Iván.
Ahora bien, para el resto del respetable la joya de la corona fue la potra salvaje de Petralak. El tema del verano que el domingo retumbó en la Virgen Blanca durante la Bajada de Celedón, voló sobre la Cuesta. «En la cuadrilla dijimos que teníamos que hacer algo con la canción del verano y este es el resultado», apuntó Borja Betolaza, el encargado de domar a esta fiera. Ojo, que entre los creadores de semejante obra hay hasta ingenieros. «De taller total... Se han soldado hasta tubos para crear el chasis. La potra ha cabalgado bien, no se ha caído», bromeaba.
La verdad es que ante semejante concesionario de bólidos, a uno le daba hasta pena pensar si terminarían en el desguace. Mikel Sánchez y Beñat Cabrera condujeron hasta la línea de meta esa especie de casa inspirada en la película 'Gru, mi villano favorito'. «Dentro íbamos disfrazados de minions. En las curvas se iba un poco, pero tras frenar un poco hemos conseguido reconducirlo bien». En eso de aminorar la velocidad el avión que bajó aterrizó en la Cuesta se pasó el juego. Abrió una especie de paracaídas que cubrió toda la pista e incluso se llevó por delante algún que otro móvil.
El accidente que obligó a interrumpir la prueba llevó a los organizadores a recortar las rondas de tres a dos para cumplir el horario. Pese a tener que comprimirlo, el resultado volvió a fascinar a todos los presentes. «Pues nada, hasta el año que viene. Han sido más precavidos que otros años, pero lo hemos pasado en grande», Gorka Azkue, un fiel a la cita, junto con su familia.
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