El ansiado debut como blusa y neska

«Ser blusa es un orgullo para tu ciudad». Así, sin tapujos, se mostraba vitorianísimo Luis Bragado. «Así uno también empieza a vivir las fiestas de día», decía el autodeclarado 'liante' del resto de su cuadrilla. Uno de ellos, Marcos Martínez, estaba encantado. «Siempre veíamos que los blusas eran mayores, pero este año no queríamos dejar pasar la oportunidad»

Ainhoa Gutiérrez y Blanca Gully se desgañitaban ya desde primera hora en Celedones de Oro con la txaranga de Gasteizko Margolariak. «De neska es como se viven las fiestas al cien por cien», decía convencida Gutiérrez. «Nos metimos a la cuadrilla porque nos hablaron bien del ambiente y solo con dos solo días ya me ha bastado para comprobarlo», aprobaba Gully.

Abanico en mano para airear la fiesta, Ane Miren, Javier, Josu y Julen ya pueden relatar en primera persona lo que es ser blusa y neska. «Teníamos unas ganas tremendas. Llevamos 21 años viviendo en Vitoria y estas fiestas van a ser las mejores. La dichosa pandemia nos jodió estrenarnos antes, pero ahora vamos a recuperar todo lo perdido».

«Estaba harta de ver el paseíllo desde el otro lado, quería vivirlo desde dentro», contaba Maider Tamayo animada con el sueño cumplido de ser neska y el de arrastrar a unas cuantas amigas. «Yo soy la culpable», zanjaba orgullosa. Martín Canto, en cambio, lo hacía más por «tradición». «Mi padre ha sido toda la vida blusa y había que cumplir».

Con casi el doble de blusas y neskas este año, los novatos no quieren «perderse nada». «Después de la pandemia uno valora más estos planes en cuadrilla», rezaba Patricia Aldea. Su amiga, Mireia estaba encantada con su look fiestero. «Me hacía ilusión estrenarlo, es muy original». Así que contaban los minutos para lucirlo en el paseíllo.

En la cuadrilla Los Alegríos es fácil identificar a los novatos, llevan una 'L' para que el resto les conduzca en la buena dirección de la jarana. «Somos los nuevos, y con orgullo», presumen estos tres protagonistas. «¡Ehh! Pero que nosotros somos la fiesta, el cuerpo aguanta lo que nos pongan y mucho más. Esto es increíble, ojalá dos años antes».

Sergio Fernández logra su objetivo. «He conseguido que el trabajo por fin me deja disfrutar de las fiestas a lo grande», se justifica. «Con estas primeras horas ya hemos visto que esto promete, merece la pena. Estamos felices por conseguir entrar, pero también los nervios», apunta el resto de compañeros de faena.

Aiala Rodríguez «quería vivir la experiencia» y Ane Domínguez quería «desde txiki empezar a sentir las fiestas desde dentro». Ayer lo consiguieron y la espera mereció la pena. «Empezamos a mirar para ser neskas justo antes del covid», confesaba Domínguez, que ya esta mirando como unir a más amigas. «Tengo una que se lo está pensado para el año que viene».

Tienen batería para rato. «Se nota ya el segundo día, pero como si nos ponen quince más, aguantamos todo», promete la cantera de Los Bainas. «No nos imaginábamos que esto fuese a ser así; es una locura, pero bendita locura», describen, en mitad del paseíllo. «Dentro se vive muchísimo mejor. A los que aún no lo han probado les decimos: 'Ven y cuéntalo'».

Hugo Martínez de Aragón y Jon Berastegi tuvieron doble ración de suerte. Les tocaron 4 euros en un cupón y estrenaron blusa. Hugo, la de Hegotarrak. «Voy a intentar meter a todos los que pueda, pero Jon quiere prefiere Basatiak cuando tenemos la mejor txaranga del paseíllo», decía bromista. «Es igual, al final todos los blusas somos hermanos, no hay malos rollos».

«Nos lo habían contado, habían tratado de explicarnos qué es vertirse de neska, pero la realidad supera todas las expectativas», confiesa este grupo de amigas de la cuadrilla Siberiarrak. «Genial, increíble, mágico...», tratan de describir su estreno. «Son tres largos años esperando este momento. Vestirte de neska te hace sentir vitoriana».