Una tarjeta al mes, ¡buen provecho!

Da asco solo de pensarlo. El mar está ya tan contaminado que cada ciudadano nos zampamos de media en plástico el equivalente a una tarjeta de crédito al mes. Si está pensando en dejar de comer pescado, mala idea. El remedio sería peor que la enfermedad. Lo que tenemos que hacer es concienciarnos de que sólo tenemos una fuente de alimento, que es el planeta y de que no se trata de salvarlo, sino de salvarnos a nosotros mismos.

La pandemia de coronavirus ha puesto en evidencia la necesidad de ejercer un mejor y mayor control sobre la producción y manipulación de alimentos en todo el mundo. Hay margen de mejora en todos los países, incluidos los occidentales, porque la Tierra es ya tan pequeña, la aldea tan global, que un tosido en China es capaz de transmitir una infección a todo el planeta. «No son sólo las pandemias. Hay que entender que tenemos que dejar de destruir el aire que respiramos y el agua que bebemos», afirma María Neira, directora de Salud Pública de la Organización Mundial de la Salud, que esta semana ha participado en el congreso anual de la Asociación de Empresas de Fabricantes y Distribuidores (AECOC). «La producción de alimentos saludables –defiende la experta– es un pilar fundamental para evitar que se repitan crisis de origen epidemiológico o por efecto del cambio climático».

La industria alimentaria ha sido en esta crisis un sector «golpeado, pero también esencial y responsable», porque ha sabido adaptarse a la situación. «No ha habido una mercantilización excesiva ni se han inflado los precios», Ahora bien, a partir de ahora, adelantó Neira, «se os va a pedir mucho más». Lo que estamos aún viviendo no puede volver a repetirse. «Hay que asegurarse de que disponemos de un sistema de producción de alimentos sanos y sostenibles».

La prevención de futuras pandemias como la del Covid-19, desatada –según la controvertida versión oficial– a partir de un virus que 'saltó' de un animal a los humanos, pasa por una revisión de las actuales medidas internacionales de seguridad alimentaria. Es necesario, según cuenta, avanzar hacia una legislación común, una mayor coordinación administrativa y una detección más rápida de las enfermedades.

El objetivo es alcanzar lo que la OMS llama una salud única para el planeta, 'One Health', un concepto que abarca salud humana, salud animal y salud ambiental.

Queda mucho por hacer. Control del uso de antibióticos en la ganadería, manipulación de alimentos, gestión del plástico... estas son las medidas que propone la OMS:

1. Mayor control sobre la compra venta de animales. Faltan medidas para una mejor comercialización de especies salvajes, especialmente en los países del sudeste asiático. «Hay que ser conscientes de dónde comemos y no destruirlo»

2. Garantizar servicios básicos. La mitad de la población mundial carece aún de acceso a agua potable, lo que acrecienta la vulnerabilidad de todo el planeta.

3. Energía saludable. Hay que dejar atrás las energías fósiles, que favorecen la emisión de gases causantes del efecto invernadero, como el petróleo; y avanzar decididamente hacia el consumo de las renovables, como la electricidad.

4. Sistemas de producción de alimentos sanos. Han de ser así de principio a fin para evitar crisis tan dramáticas como la que vivimos, desatada por un virus, una bacteria... o por el cambio climático.

5. Planificar mejor las ciudades. El 70% de la población vive en urbes altamente contaminadas. Las ciudades, además, recuerda Neira, «están diseñadas para los coches, y tratan a los ciudadanos como peatones, no como personas». No olvidemos que andar es la mejor terapia contra las enfermedades que devastan la sociedad occidental, como la obesidad.

6. Un uso más sano de los impuestos. Los gobiernos deben dejar de subvencionar la producción de energías fósiles.

Algún día, no lo olvidemos, la vida humana desaparecerá, pero el planeta sobrevivirá. ¡Buen provecho!