Roscones, roscas, tortas y pan de Reyes
Historias de Tripasais ·
Este clásico dulce del Día de Reyes se comenzó a elaborar en el País Vasco hace unos 145 años, siendo pionera en su venta la confitería bilbaína Las Delicias. A Vitoria llegó en 1897Tecleo mientras mis dos roscones de Reyes como dos soles fermentan en la cocina. No serán tan tiernos ni tan perfectos como los de pastelería, y encima me acabo de dar cuenta de que no les he metido sorpresa, ni haba ni un mal garbanzo, pero nos sabrán buenísimos igualmente. Ante los posibles fallos podré decir que están hechos a la vieja usanza, amasados a mano y elaborados más o menos de la misma manera que cuando los obradores aún no disponían de máquinas.
Así, a brazo, hacía el Pan de Reyes el confitero José Echave Olasagasti, dueño de la primera pastelería que vendió roscón en Bilbao: Las Delicias (Víctor, 1). A pesar de nacer en San Sebastián en 1849, don José fue txirene de corazón, un bilbaíno de esos 'sélebres' sobre los que se contaban 'susedidos' en los corrillos de vecinos.
Reputado profesional en su ramo, a Echave le conocía toda la ciudad gracias a sus sabrosos pasteles, a sus anuncios rimados y al puesto que montaba en El Arenal durante los veranos. Luego se hizo aún más famoso por haber falsificado firmas en unos pagarés y acabar en la cárcel acusado de estafa, lo que llevó su negocio a la ruina y a la vez a los cantares locales.
Lo importante es que antes de dedicarse al crimen documental este señor fue un pastelero emprendedor y al parecer trajo a la capital vizcaína innovaciones del nivel del roscón de Reyes, dulce de origen francés que en España tenía aún poca presencia fuera de dos lujosas confiterías madrileñas. En 1879 aún no se estilaba llamarlo 'roscón', sino que se conocía directamente en francés ('gâteau des rois') o, intentando traducirlo al castellano, como pastel, torta o pan de Reyes.
«A español no me gana...»
De esta última manera lo denominaba todavía el dueño de Las Delicias cuando hace 143 años –el 1 de enero de 1879– publicó un curioso anuncio en el periódico 'El Noticiero Bilbaíno' pregonando las bondades de aquel invento gabacho: «A español no me gana ningún sujeto, que de alma y linaje lo soy muy neto, mas si inventa algo bueno francés o turco para traerlo a España los mares surco, que en el siglo presente se necesita ser patriota y un poco cosmopolita. Por eso, así que supe que extrañas greyes se chupaban los dedos con Pan de Reyes dije ¿Con que tanto la Francia anárquica se relame con esa vianda monárquica? Sabrán los españoles a lo que sabe, que para averiguar va a Francia Echabe. Y fui a París, y viendo que el tal pan era acreedor al aplauso de Europa entera a costa de unos pocos miles de francos (que no son los franceses al cobrar mancos) adquirí la receta de pan tan rico y esta es la exacta historia del que fabrico».
Es muy posible que se refiriera al mismo postre cuando en diciembre de 1875 y a ritmo de villancico ('Bilbaínas venid, bilbaínos llegad') anunció que a su debido tiempo tendría disponible «aquel pan que regio es sin duda por lo estomacal». Las Delicias estuvo abierta desde 1869 hasta aproximadamente 1900, pero a partir de la caída en desgracia de su propietario le cogió la delantera rosconera otro establecimiento del Casco Viejo bilbaíno, El Buen Gusto. Regentada por un pariente y antiguo empleado de José Echave, fue una de las confiterías más afamadas del país durante mucho tiempo y a no tardar hablaremos aquí de sus dulces aventuras.
El Universal de Vitoria
¿Y en Vitoria, es que no había roscón? Claro que sí, aunque la hemeroteca sólo me ha dejado remontar su idilio con los gasteiztarras a enero de 1897, cuando la pastelería del Café Universal (calle Dato esquina a Postas) presumió en prensa de sus «roscas de Reyes con elaboración especial y esmeradísima», a la venta únicamente los días 5, 6 y 7 de enero.
A fuerza de azúcar, agua de azahar y mucha promoción el roscón acabó convirtiéndose en un postre típico e impepinable durante la Epifanía, y en 1916 'El Heraldo Alavés' hablaba de que los primeros días de enero eran jornadas de mucho trabajo para las confiterías vitorianas «vendiendo pasteles y la clásica torta de Reyes».
Voy a ver si los míos han subido.