Ilusiones y materia prima

A 26 kilómetros de Vitoria-Gasteiz se encuentra la capital del concejo de Urkabustaiz, Izarra, un pueblo de elegantes casas típicas vascas que destacan por su singularidad o antigüedad, con puertas de arco apuntado y amplios aleros. Entre ellas se encuentra, junto al puente, lo que fue el hotel-restaurante Doña Lola y, adosado, el Museo Etnográfico Irubidaur. Desde hace poco, el Doña Lola se llama AmonaLola, y ha sido reformado por tres jóvenes cocineros provenientes del Basque Culinary Center. En verano abrieron un gastrobar, y este otoño se han atrevido con el restaurante. Blanca García-Courtoy, María Aniz y Sergio Mariscal son los cocineros que, de la mano de la Junta Administrativa de Izarra, en colaboración con la Cuadrilla de Gorbeialdea, la ADR Mairuelegorreta y la Fundación Hazi, han reabierto este establecimiento.

La casa solariega que legó la familia De la Fuente al concejo de Izarra en 1976 ha sido remodelada y acondicionada con sus propias manos. Su intención ha sido convertirla en un referente gastronómico para que sea un eje dinamizador del turismo y de la economía de Gorbeialdea, y para ello apuestan por una cocina cuidada, «con raciones individuales y para compartir. Con platos divertidos y un punto canalla», cuentan.

Se basa en el producto local y de temporada, de kilómetro 0 y productores locales, así que la oferta cambia según lo que llegue al mercado: «Nuestra filosofía habla de cocina tradicional cuyo éxito reside en la variedad que ofrecen sus platos, en la calidad de la materia prima empleada y en una forma tan natural y casera de cocinar que hace que el cliente de diario sienta que está comiendo en casa».

Los nietos, como se hacen llamar, ofrecen en su carta estupendos arroces del Senyoret de pollo y conejo y de verduras, así como canelones de carrillera, callos de ternera, lubina, presa y chuletón a la brasa y unos pintxos y postres caseros que quitan el sentido…