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Guillermo Elejabeitia
Lunes, 20 de febrero 2023, 07:56
«Le prometí a mi abuelo que algún día montaría un restaurante y, aunque él no llegó a verlo, creo que estaría orgulloso», cuenta tímidamente ... Erika Domínguez a la puerta de Las Peñas, la coqueta casa de comidas que regenta en Ampuero junto a su pareja, Eduardo Alemán. Nacida muy lejos de allí, en un pueblecito de la Ría de Arousa, Erika estudió Químicas, pero desde cría ya mostraba un talento innato para los fogones, probablemente heredado de su abuela Teresa. «Ella no tenía restaurante, pero casi, porque cocinaba cada día para una familia de 20».
Es curioso lo que han influido los abuelos en una generación de hosteleros educados a la sombra de la vanguardia española, pero que a la hora de montar un proyecto propio han preferido mirar hacia el mundo rural, la despensa autóctona y el recetario de sus antepasados. Tanto Erika como Eduardo atesoran años de rodaje en mesas estrelladas como el vecino Solana o el Cenador de Amós. Sin embargo, a la hora de emprender, han optado por un formato más informal y accesible, con el que buscan seducir a los forasteros, pero también tener contentos a los vecinos de Ampuero, que les han recibido con los brazos abiertos.
Su propuesta combina con soltura el desenfado de la barra –originales bocadillos y hamburguesas para la chavalada– y la esmerada carta que ofrecen en el comedor, donde revisan los sabores del Cantábrico con un tratamiento por momentos cercano a la alta cocina. Ofrecen un menú del día por 18 euros, uno especial por 25, fórmulas para grupos a partir de 28 y una degustación por 60 que se antoja regalada. «Nunca vamos a ser más baratos que ahora», advierte Eduardo, que no esconde su ambición de ir subiendo peldaños en el gremio.
Ya desde el aperitivo, una delicadísima sardina ahumada sobre brioche con queso semicurado de las Garmillas, se adivina el trabajo que han puesto en cada detalle. Bordan el repertorio de picoteo –espléndidas las croquetas, las rabas o las guiozas– y también el pulpo, cuestión de honor para una guisandera gallega. Se sirve ahumado bajo una campana de cristal en plan moderno, pero lo importante es que está en su punto. El cochinillo, confitado y napado con una salsa impecable, es otro triunfo asegurado.
La buena mano en la cocina de Erika brilla especialmente en recetas aparentemente tan sencillas como las almejas a la marinera que aprendió de su abuela. Apenas cebolla bien pochada y un chorro de albariño para ligar una salsa que parece cocinada por alguien mucho mayor, entiéndase como un piropo. Imprescindible tener a mano una panera llena.
Dirección: Melchor Torio, 22. Ampuero
Teléfono: 942408598
Web: restobarlaspeñas.com
No perderse: Las almejas a la marinera
Precios: Menú del día: 18 €. Menú especial: 28 €. Grupos: 28 - 55 €. Degustación: 60 €.
Eduardo Alemán es la tercera generación dedicada a la hostelería en una familia de raíces cántabras emigrada a Cuba, Erika Dominguez no nació en el gremio, «pero casi», pues se crio entre los pucheros de su abuela. Juntos coincidieron trabajando en restaurantes de referencia de Cantabria como Solana o El Cenador de Amós y se decidieron a montar algo juntos. Ella guisa como los ángeles, él despliega en el comedor un servicio de categoría. Precios ajustados, carta de vinos muy interesante y fórmulas flexibles para contentar a todos los públicos. Una referencia a seguir la pista.
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