Bocados vasco orientales en el centro de la villa

Jurgi Arejita, uno de los concursantes más destacados del programa Next Level Chef que emite cada miércoles Telecinco, es un joven muy inquieto, un cocinero cada día más consolidado que apuesta por una cocina de fusión vasco asiática. Apasionado de los fogones desde niño, tras su paso por la Escuela de Hostelería de Leioa, realizó prácticas en restaurantes como el Boroa en Amorebieta y el Kabuki de Madrid, donde comenzó a interesarse por la cocina asiática, lo que le ha llevado a viajar a Tokio, Osaka o Takayama y ha recorrer Tailandia.

Trabajó en el Hotel Harrison de Amorebieta y elaboró pintxos en locales como Zuga, Aker o Zorginzulo para después ejercer de jefe de cocina en el ya desaparecido Umi Sushi Experience del hotel Igeretxe de Getxo y regentar el Ondori Izakaya en el Happy River de Bilbao. A principios de 2018 abrió el restaurante Ondori Botxo –que cada día tiene más demanda– en la Plaza Santos Juanes de Bilbao, ubicado junto a la Iglesia de San Antón. Con un amplio curriculum a pesar de su juventud, ha sido asesor gastronómico de locales como La Mula de Moscú en Bilbao, y el Iruko bay sushi+ gallery de Durango.

El pasado 2 de enero abrió el gastrobar Ondori Indautxu. Se trata de un local informal donde ofrecen unos magníficos pintxos en la barra y un picoteo con platos y tapas vasco asiáticos que no son sino una pequeña muestra de su talento como cocinero. En la barra tiene bocados tan curiosos y apetecibles como crepe de pollo al curry (guiso de pollo al curry y leche de coco con salsa de miel mostaza) o flamenquines de jamón y queso empanados y rellenos de carne a la boloñesa. Además del pintxo moruno al tximitxurri con pesto de cilantro y el coquito, un rulo de berenjena y salmón relleno de txangurro, frito en panko y con salsa de chili dulce.

Cuenta con una pequeña carta de raciones. En ella encontramos un plato que elabora desde hace diez años: Dim-sum de rabo de toro, un saquito de pasta wonton rellena de rabo guisado, que tiene un intenso sabor, con la propia reducción de la carne y acompañado de parmentier de boniato. También un bocado contundente, korokes de mejillones y puerro al curry –una croqueta japonesa hecha con puré de patata y un sofrito de verduras y mejillones que se empana y de fríe– o tartar de atún con alga, guacamole y salsa miel mostaza para darle cremosidad a la mezcla y que tiene un toque ligeramente picante, sin olvidar el bao –pan chino echo al vapor– relleno de falda de ternera guisada, que está estupenda, y salsa de queso de Cabrales.

Todo ello acompañado de unos excelentes vinos, cuya carta está expuesta en una pizarra dispuesta en la parte superior de la barra.

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