Refranes en torno a la mesa
El lenguaje popular está lleno de expresiones y giros que hacen referencia a nuestra forma de alimentarnos, lo que evidencia la importancia que la dieta ha tenido siempre en la cultura mediterránea
La cosa ésta de sentarnos a la mesa nos gusta tanto que nuestro lenguaje está repleto de expresiones que aluden a la comida. Lo que resulta fácil es pan comido y lo difícil se hace más largo que un día sin él. Te mosqueas con alguien y, cuando ya no puedes más le mandas a freír espárragos. Aunque luego, pensándolo mejor, intentas buscar lo positivo de la situación y tratas de darle la vuelta a la tortilla, que no merece la pena vivir avinagrado o pasarse el día de mala leche.
Las frases hechas, dichos y refranes que tienen como protagonista a la comida son tantas que permitirían escribir no un artículo sino todo un libro. Semejante derroche de vocabulario en torno a lo que comemos o dejamos de comer revela, sin duda, la importancia que la alimentación tiene en nuestra cultura. No es casual que suceda algo así en una región donde el estilo alimentario ha dado lugar a una tradición social y culinaria conocida internacionalmente como la dieta mediterránea.
El presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, el médico y nutricionista Javier Aranceta, considera que hay dos razones que explican nuestra querencia verbal por todo lo que se mueve entre fogones. Por un lado está el «grafismo» de la lengua castellana, que se vale de expresiones sencillas y cotidianas para ayudar al interlocutor a entender el concepto que se trata.
Para todos los gustos
«Está clarísimo lo que quiere decirse con una afirmación como 'Al enemigo ni agua'. Quizás no puedan transmitirse más ideas ni sentimientos con menos palabras», reflexiona Aranceta. El refranero español, de los más ricos del mundo, es además un auténtico tesoro, añade el especialista en lo referente a la sabiduría popular sobre aspectos transcendentes de la vida. Entre ellos, en buena lógica, los alimentos desempeñan un papel esencial.
Los que siguen son una ramillete con doce ejemplos de los recursos culinarios más habituales de la lengua. Pueden contarse por docenas, quizás incluso sean cientos. Tantos y tan variados que cuando los decimos ya casi ni siquiera pensamos en la literalidad de las palabras.
1. Al pan, pan y al vino, vino. Uno de los más utilizados, se refiere a la necesidad de llamar a las cosas por su nombre, sin metáforas ni eufemismos que valgan.
2. Con las manos en la masa. Antecedente de la más moderna «pillar a alguien con el carrito del helado».Aparece recogida en el diccionario de Covarrubias de 1611. Habla de sorprender a alguien haciendo algo que no debe.
3. Contigo pan y cebolla. Manuel Eduardo de Gorostiza publicó en 1833 una novela con este título. Es el amor por encima de la riqueza, puro enamoramiento.
4. Darle la vuelta a la tortilla. ¡Y mejor antes de que se queme! Se trata de ver siempre el lado positivo de las cosas, aunque parezcan ser lo peor.
5. Estar empanado. Estar atontado.
6. Las cosas claras y el chocolate, espeso. Otro dicho que habla de la necesidad de llamar a las cosas por su nombre y no andarse dándoles mil vueltas.
7. Llevar una buena merluza encima. Como tener una trompa, una borrachera de mil narices.
8. No comerse un rosco o un colín. No tener éxito en las relaciones amorosas. En las verbenas de nuestros padres y abuelos, una forma de entrar a una chica era comprándole una rosquilla. Si una se iba a casa sin que se la comprara nadie...
9. No está el horno para bollos. Expresión que procede del gremio panadero, que alude a la temperatura concreta que debía tener el horno para la elaboración del dulce, distinta a la del pan. Es el momento inadecuado para plantear nada.
10. No hay pan para tanto chorizo. Demasiado ladrón para meter mano al saco.
11. Ponerse como un tomate. Acalorarse por una situación embarazosa.
12. Sacar las castañas del fuego. Ayudar a alguien, aunque uno sepa que pueda quemarse en el intento.
Bueno, no hay mesa sin propina...
13. El peor cerdo se come la mejor bellota. Quizás ésta sea un poco adolescente, pero me encanta. Hace referencia a que los chicos malotes se llevan siempre las chicas más guapas. ¡Aaay, el amor!
La semana próxima seguiremos nutriéndonos del conocimiento popular.