Borrar
Portada, contraportada e ilustración de 'La cocina y la alimentación: la cocina vasca, tomo I'. Colección Ana Vega.
Historias de Tripasais

Cuando las recetas de cocina se enviaban por correo

En 1935 la gastronomía vasca encontró un nuevo y curioso medio de divulgación: en formato postal y con un recetario tradicional de autoras como la marquesa de Parabere

Jueves, 6 de abril 2023, 11:54

Comenta

El buen coleccionista nunca descansa. Siempre hay un nuevo artículo que encontrar, apreciar y, si el bolsillo lo permite, adoptar en nuestro hogar. A veces el prurito es completista (tener todo todito lo relacionado con un tema, una época o un autor), otras ambicioso (conseguir artículos únicos que sirvan como inversión) y en ocasiones simplemente excéntrico. Yo soy representante de esa tercera familia dedicada a buscar chollos raros, mercaderías singulares que suelen costar poco dinero pero brillan por su rareza. Tengo fotos en albúmina de antiguos banquetes, menús manchados y viejas latas de polvorones Felipe II. En una estantería guardo recetarios manuscritos sin fecha ni firma, en otra folletos de cocina editados por marcas comerciales como Westinghouse, SEB-Magefesa o Artiach.

Entre platos de porcelana, sellos de pan y libros huérfanos descansa ahora una de mis nuevas adquisiciones, una rareza bibliográfica que me ha costado cuatro duros pero que bien merece ser protagonista hoy de esta página. Tiene tamaño de postal (¿se acuerda ustedes de esos rectangulos de cartulina ilustrada que se mandaban por correo?) y se ideó precisamente para que pudiera usarse como postal, con su correspondiente hueco para sello, dirección de envío y unas líneas breves. También es un recetario de cocina de 20 páginas titulado 'La cocina y la alimentación: la cocina vasca'. El mío corresponde al primero de dos tomos, y aunque no pierdo la esperanza de encontrar el segundo en alguna oscura librería de momento me conformo con ver su versión digitalizada por la Biblioteca Koldo Mitxelena.

Aunque también consta como impreso en la mítica casa Grijelmo de Bilbao, este simpático folletito culinario fue editado por una empresa madrileña, Postal-Librito S.A., que en enero de 1932 obtuvo una patente de invención para un producto híbrido que servía de tarjeta postal y a la vez de libro. La cubierta y contracubierta del producto tenían las mismas funciones que el anverso y reverso de cualquier postal, pero en su interior había un texto que según sus inventores era «el medio más eficaz para difundir verdadera cultura en todas las clases sociales». Postal-Librito sacó con este formato versiones abreviadísimas o extractos de Cervantes, Bécquer o Edmondo de Amicis, además de cuentos infantiles y guías artísticas. En 1935 o 1936 a la editorial se le ocurrió sacar una colección sobre cocina y alimentación, de la cual sólo se conocen los dos tomitos dedicados a la gastronomía vasca.

De la marquesa de Parabere

Tal y como dice el mismo texto, la cocina vasca había sido «recientemente festejada con un libro monumental de doña María Mestayer, marquesa de Parabere» (su 'Platos escogidos de la cocina vasca', de 1935) y constituía una de las gastronomías más conocidas y reputadas del país. No sé si pagarían los derechos de autor correspondientes, pero los responsables de Postal-Librito dejaban claro que la obra reproducía varias de las recetas del famoso restaurante bilbaíno «El Amparo, caserío-ermita gastronómica muchos años regentada por doña Felipa de Eguileor, secundada por sus hijas Azcaray Eguileor» y cuyas fórmulas habían sido publicadas en Bilbao en el año 1930.

El recetario postal incluyó instrucciones para hacer casi todas las recetas vascas célebres, desde las angulas hasta el bacalao a la vizcaína, al pil-pil y en salsa verde, pasando por el salda garbia o caldo limpio, la porrusalda, la menestra bilbaína, los txipirones o el besugo asado. Ilustrado con preciosos dibujos del pintor de origen guipuzcoano Pedro Antequera Azpiri (1892-1975), lo más curioso de este folleto no está en sus recetas, sino en el epílogo del primer tomo. Es ahí donde viene un largo texto, obra de autor anónimo, en el que se habla de Chinostra, El Amparo y otros viejos templos de los gourmets bilbaínos «para quienes el comer tiene cierto carácter religioso y sagrado, con sus ritos y ceremonial, del que se excluye toda parte espectacular y no nutritiva». También se menciona al mercado de La Ribera, en el que al contrario de otras ciudades era habitual ver a hombres haciendo la compra y en el que según el cronista se instaló el primer teléfono de Bilbao. ¿No les parece un dato maravilloso? Voy a intentar contrastarlo para la próxima semana.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo Cuando las recetas de cocina se enviaban por correo

Cuando las recetas de cocina se enviaban por correo