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Amaia Carpio y Diego Sanz examinan plantas de tomate en su invernadero de Loiu. MAITE BARTOLOMÉ

Lurbeko: «La agricultura ecológica es prevención»

Un ingeniero y una arqueóloga se alían para cultivar verduras con métodos respetuosos con la naturaleza

gaizka olea

Viernes, 30 de agosto 2019, 17:41

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Los aviones que aterrizan o despegan del cercano aeropuerto de Loiu quiebran la idílica paz en la que Diego Sanz y Amaia Carpio trabajan con la mirada fija en el suelo. Ambos componen Lurbeko, una pequeña explotación agraria que, milagrosamente, parece aislada del mundo aunque se encuentre en el ruidoso valle del Txorierri, entre carreteras, chalets, cerca de polígonos industriales o una autovía. Sólo el atronador paso de los aviones informa de dónde nos encontramos. Allí, sobre una superficie de unos 10.000 metros cuadrados (2.000 bajo plástico, el resto al aire libre) Diego y Amaia han rehecho desde 2014 sus vidas profesionales, una trayectoria que en nada permitía prever que ambos acabarían apegados a la tierra.

Lurbeko

Pero quizá esta afirmación no sea del todo acertada, ya que la tierra era un elemento sustancial de sus aspiraciones profesionales. Él estudió Ingeniería de Minas y se empleó en edificaciones y obra civil; ella iba para arqueóloga. Cosas de la vida, ambos dejaron de pensar en excavar la tierra para averiguar qué escondía para mimarla y plantar verduras.

–Y el cambio, ¿ha merecido la pena?

–Gano menos y trabajo más, pero es maravilloso –responde Sanz, mientras Carpio asiente bajo el sombrero con el que se protege de un antipático resol, más llevadero sin embargo que aquellos últimos días de junio de calor abrasador, cuando el termómetro del invernadero se paró, quizá ya no podía más, a los 50 grados, diez más de los que calcinaban las huertas al aire libre.

Máximo aprovechamiento

La tierra, cedida para tres décadas del fondo de suelo agrario de la Diputación vizcaína, alumbra las plantas de maíz en las que se enroscarán las alubias, mientras que en los invernaderos la producción está más avanzada. Todo se alimenta del agua obtenida de un pozo de 85 metros de profundidad que ellos tuvieron que abrir antes de emprender los trabajos, y se nutre con abonos naturales: estiércol de vaca y fertilizantes varios.

Con su empeño obtienen numerosas variedades de verdura de temporada, casi todas propias de la agricultura tradicional vizcaína –tomates, alubias, pimientos, calabazas, cebollas («hay que tenerlas siempre a mano»), lechugas–, pero también género menos común, como la calabaza cacahuete «que sabe a fruto seco», grelos, kale, berenjena blanca... Y todo ello va destinado a los grupos de consumo con los que se mantienen en contacto a través de su estupenda página web o del whatsapp.

En total, venden medio centenar de cestas semanales a unos 80 clientes de Bilbao y los alrededores de Loiu, pero también atienden a una cooperativa y asisten a algunas ferias. Si tienen excedentes, preparan conservas de calabacín, acelgas o puré de calabaza a través de una empresa de Zeberio. Diego Sanz, cuya familia tuvo relación con la agricultura en Galicia («algo parecido a lo que hay aquí») y en Aragón («tenían viñedos») se formó a través de un curso de 180 horas propiciado por EHNE Bizkaia, mientras que Amaia Carpio alcanzó el título de técnico en la Escuela Agraria. Eran vecinos de parcela y decidieron asociarse para reforzar su oferta y su apuesta por una agricultura respetuosa con el medio ambiente.

Flores tramposas

En los invernaderos, además de las verduras y las legumbres, es posible encontrar flores y otras plantas que sirven de 'trampa' para alertar de la posible llegada de alguna plaga. Idéntica tarea ejerce una hermosa planta de tabaco, cuyas hojas pegajosas capturan a los asaltantes, del mismo modo que una bandeja con feromonas atrapa a los machos de una especie de insecto.

«La agricultura ecológica es prevención, resolver los problemas antes de que se multipliquen», aclara Amaia Carpio. Como los gatos que patrullan la finca para espantar a topillos y ratones. «Al final tenemos que aprender a convivir con las plantas buenas y con las malas, con los bichos buenos y los que no son tan buenos», resume.

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