El plástico, ni con bambú

A veces el problema no es qué te metes a la boca, sino cómo lo haces. Al hablar de nutrición tan importante es una cosa como la otra. No hay disculpa que valga, ni se trata de un día especial ni por un día no pasa nada. El Ministerio de Sanidad y la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) han lanzado una alerta sobre lo muy perjudicial que resulta para la salud el uso de utensilios fabricados con plástico y bambú. La mayoría de ellos se venden en bazares donde cabe de todo, incluso lo más insospechado, pero son muy fácilmente reconocibles. Tanto por lo que no llevan, que es el sello de calidad de la Unión Europea (el famoso distintivo CE), como por lo que llevan. Mensajes como 'ecofriendly' o 'biodegradable' son solo un reclamo comercial que, en este caso, busca tocar el corazoncito medioambiental del usuario para llegar a su bolsillo. Pero son pura filfa.

Los objetos que están en contacto con los alimentos, según recuerda la OCU, pueden estar fabricados de muy diversos materiales. Valen los de vidrio, cerámica, madera, papel, caucho, silicona, metal, corcho, textiles e incluso los de plástico, según cuáles sean. «Pero deben ser seguros y no provocar cambios en las propiedades de los alimentos», recuerda un portavoz de la organización de consumidores. Los equipos de Calidad de la UE han comprobado que en esos utensilios de plástico y bambú, supuestamente tan ecológicos y naturales, existen determinadas sustancias que pueden migrar a los alimentos.

Son tan... no digamos malos, de tan baja calidad, que se degradan rápidamente y sueltan en nuestra comida esquirlas diminutas, inapreciables para el ojo humano. Son microscópicas, pero al final acabamos comiéndonoslas en cantidades que superan todos los límites de seguridad.

Esos 'materiales delincuentes' que resultan tan malos para nuestra salud son, generalmente, melamina y formaldehído. Ambos están considerados como un disruptores endocrinos, es decir, sustancias químicas capaces de mimetizar nuestras hormonas y, de ese modo, alterar el correcto funcionamiento corporal y afectar negativamente a nuestra salud, según explica Ecologistas en Acción. De la melamina se dice que es capaz de alterar la fertilidad, el peso corporal y causar daños en el desarrollo neurológico. El formaldehído es un tóxico con capacidad para afectar las vías respiratorias, la inmunidad y favorecer la aparición de cánceres.

«Lo mejor es utilizar vasos de cristal, platos de cerámica y cubiertos metálicos, preferiblemente que no sean plástico y siempre homologados. La alerta del Ministerio y la OCU es bien clara y los riesgos para la salud están perfectamente definidos», afirma el médico José Antonio Piniés, especialista en Endocrinología y Nutrición de IMQ. «Lo peor de todo es que juegan con el corazoncito de la gente y los venden como ecosaludables, pero es falso. No cumplen con los estándares comunitarios y no los podemos usar».

La Unión Europea ha notificado en los últimos años medio centenar de alertas sanitarias asociadas a la migración de formaldehído y melanina (un producto, por cierto, también muy utilizado en la fabricación de muebles). Los servicios comunitarios de Salud disponen de una lista oficial de materiales en contacto con los alimentos (FCM, por sus siglas en inglés), que según se establece por norma deben ser completamente inocuos para las personas. El bambú, por sí solo lo es, pero ni él ni el maíz, como otras fibras vegetales, han sido evaluados ni autorizados como aditivos en plásticos destinados al uso alimentario.

La verdad es que hay muchas formas de disfrutar de un buen plato y lo bueno del fin de semana, que está a punto de comenzar, es que uno puede permitirse en la mesa algo, aunque sea un poco, de lo que se priva de lunes a viernes. Es una pena ponerlo encima de un plato de plástico 'bambuino'.

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