¿Dónde están los pintxos de fruta?
Jantour analiza en dos entregas la oferta de pintxos que ofrecen las barras de Euskadi, los típicos del País Vasco. Queremos saber si puede hacerse con ellos una comida o cena completas
Los pintxos de fruta brillan por su ausencia en las barras de bares y restaurantes de Euskadi. Con lo enorme –y deliciosa– que es la oferta de estos tentempiés tan clásicos del País Vasco, parece mentira que sea prácticamente imposible realizar con ellos una comida o una cena informal y equilibrada. Es una pena, no hay prácticamente locales que incluyan en su barra, y las hay gigantes, un palillo con un postre sano.
Ahora bien, no se equivoque. Si cree que vamos a recomendarle que deje de salir de pintxos con los amigos, la pareja o la familia porque no nos ha llegado la fruta, está en un error. La buena compañía también nutre. Lo que vamos a hacer hoy son dos cosas. La primera, pegar un tirón de orejas a los hosteleros –eso sí, con todo el cariño del mundo– para pedirles que, por favor, subsanen este error lo antes posible. Queremos también pintxos de fruta.
Y de paso, rendiremos un homenaje a uno de las más características señas de identidad de la gastronomía vasca. En la primera de estas dos entregas, nos hemos propuesto analizar hasta qué punto es posible comer de forma saludable picoteando por aquí y por allí.
Bastaría un palillo con piña y fresa
El presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, el médico y nutricionista Javier Aranceta, tiene la respuesta: «Es un poco complicado, pero no imposible», afirma. «Los pintxos pueden servirnos para comer un día. Resulta divertido y nos permiten celebrar una jornada especial de una forma diferente, pero hacer una dieta equilibrada con ellos resulta muy difícil», argumenta.
La responsable de ello es que la oferta de pintxos de fruta es prácticamente inexistente. La de vegetales también, pero esa carencia –que también debería mirarse bien– podría ser suplida por un día con la actual oferta culinaria si, al menos, hubiera la posibilidad de llevarse a la boca «un palillo con unos trozos de piña y fresa, por ejemplo». La Parte Vieja de Donostia, el Casco Viejo de Bilbao y la almendra medieval de Vitoria disponen de algunos locales que sí ofrecen esta opción, pero son muy pocos, se cuentan con los dedos de una mano.
Los seis primeros
«En las Siete Calles de Bilbao hay un hostelero que pone este tipo de pintxos. Comenzó a hacerlo para enganchar a los niños en el picoteo y casi sin darse cuenta comenzó a ofrecer a sus clientes la posibilidad de un menú diferente y completo, a base de los típicos pintxos», detalla el especialista, presidente también de la Real Academia de Medicina del País Vasco.
A Javier Aranceta le hemos pedido que analice seis de los pintxos más típicos desde el punto de vista nutricional. Este es su análisis.
Tortilla de patata. La primera nota de 10, para el clásico entre los clásicos. «Estupendo desde el punto de vista gastronómico y completo desde el nutricional». Aporta hidratos y proteínas. Tres estrellas.
Pintxo donostiarra. De enorme fama, para huir de él como de la peste. A base generalmente de surimi, ultraprocesado. Ni siquiera culturalmente tiene un pase.
Merluza rebozada. «Espectacular». Con la tortilla y otro de fruta sería un menú completo. La merluza es rica en proteínas de alto valor biológico, vitaminas y minerales. Poca grasa, muy recomendable.
Atún con cebolla. Otro 10, y mejor si se trata de bonito del norte en temporada. Pescado azul, con grasa cardiosaludable.
Jamón con pimientos verdes. Depende del jamón. No vale cualquiera. Si es ibérico, de bellota, sobresaliente. Saludable y exquisito, merecerá la pena el precio.
–Gilda. Un clásico donostiarra, también de diez. Sin calorías, aporta fibra, probióticos, rica en sodio y resulta ideal para cuidar el peso, porque es digestiva y favorece la sensación de estar lleno.
La próxima semana, otro experto comentará otros seis. Salga a la calle y disfrútelos.