ANA Vega

Un par de pistolas... de pan para engordar los caldos

Historias de tripasais ·

Antes de que se popularizara el término 'sopako', el pan especial con el que vizcaínos y alaveses hacían sopas se conoció con el nombre de 'pistola'

Jueves, 20 de octubre 2022, 01:11

No estaba previsto en el calendario, pero hoy nos tomaremos un breve respiro de la cocina vascoamericana para tratar un tema urgente. Ustedes no ... lo saben, pero yo tengo en casa un cuadernito en el que religiosamente apunto cosas de las que no sé nada y que me parecen dignas de indagar. Para que se hagan una somera idea del listado, sus últimas incorporaciones son 'buscar historia bonito Ortiz', 'champán Lumen', 'brujas' y 'F. Madariaga-restaurante Liverpool'. De vez en cuando cojo una de esas palabras clave, le dedico unos días de investigación y el resultado acaba siendo un artículo como el que están leyendo ahora mismo. Otras veces el tema no da de sí o, al revés, se estira tanto que acabo dándome por vencida antes de ponerme a escribir.

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Sin embargo en algunas ocasiones me topo con un asunto que no puede esperar en la nevera, con algo que es demasiado interesante como para simplemente apuntarlo y que luego se me vaya el santo al cielo. Por eso hoy vamos a hablar de pistolas. Los lectores más jóvenes quizás no sepan a qué demontres me refiero, pero los orgullosamente vetustos –o los que conozcan bien las viejas recetas de chapa de carbón– habrán pillado la referencia al vuelo y sin ningún tipo de equívoco.

Panes de tamaño

Quienes hayan vivido en Madrid también se estarán oliendo que nuestro protagonista de hoy tiene miga: al fin y al cabo, en la capital llaman 'pistola' a la barra de pan. Fue un amigo madrileño quien hace un par de días me preguntó en Twitter si esa denominación se utilizaba únicamente allí o era común en otros lugares. El maestro panarra Ibán Yarza terció en la conversación para informar de que en francés la palabra 'pistolet' (pistola) se usa a veces como sinónimo de pan de pequeño tamaño, especialmente en Bélgica y en el sur de Francia.

Se cree que al ser la pistola un arma de fuego corta –sobre todo en comparación con los aparatosos arcabuces y mosquetes–, nuestros vecinos del norte emplearon desde el siglo XVI este término en modo figurado para referirse a pequeñeces como monedas, panes e incluso hombres bajitos. El intríngulis de la cuestión está en que la mayoría de tipos de pan que consumimos hoy en día son de origen francés.

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El enciclopédico libro 'La alimentación doméstica en Vasconia' (Etniker, 1990) incluye un capítulo de 62 páginas sobre la elaboración tradicional del pan en Euskadi y deja muy claro que antiguamente el pan, tanto el casero como el de tahona, era redondo y contundente. Las hogazas u otanas pesaban entre uno y cinco kilos porque las familias eran numerosas y el pan constituía el elemento principal de su dieta. Las barras ligeras no comenzaron a venderse hasta finales del XIX, por inspiración de la boulangerie francesa y casi como producto de lujo. Fue precisamente en esa época cuando empezó a hablarse del pan de pistola: la panadería bilbaína La Estrella (c/ Hernani, 22) publicitaba en 1883 como novedad el pan de Viena, el fot y la pistola.

Largo, angosto y con un corte

¿Qué era una 'pistola'? Según la RAE la primera persona que explicó el término fue el bilbainísimo escritor Emiliano de Arriaga, autor en 1896 del 'Lexicón etimológico, naturalista y popular del bilbaíno neto'. En él definió «pistola» como el «panecillo largo, angosto y muy tostado, casi churrumiau, que se emplea para hacer la sopa llamada de pistola». Exactamente lo mismo que el pan sopako, que es la denominación guipuzcoana popularizada por Karlos Arguiñano.

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Los giputxis hacen el sopako en forma de rosquilla, pero en las viejas panaderías alavesas y vizcaínas lo habitual era que tuviera forma cilíndrica y alargada, con un profundo corte longitudinal que recordaba al de los cañones de una escopeta. En su 'Vocabulario de palabras usadas en Álava' (1903) el vitoriano Federico Baráibar dijo precisamente que aquel pan debía su nombre a su semejanza con las armas de fuego.

Nomenclaturas aparte, la pistola triunfó entre las amas de casa porque su corteza requemada y su miga prieta y seca eran idóneas para dar consistencia y sabor a los caldos. Sopas con pistola hubo muchas (de ajo, de pescado, de cocido, de verduras...) pero una en especial alcanzó la fama para luego desaparecer. La próxima semana les hablaré de ella.

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