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El menemen es un desayuno popular de la cocina turca.
la cocina turca

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Josean Alija

Lunes, 6 de agosto 2018, 18:37

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Es curioso cómo un país tan cercano a nosotros puede ser a la vez tan diferente. Lo más sorprendente de Turquía es que conoces el 90% de sus productos, los sabores te resultan familiares, pero su manera de cocinarlos es totalmente diferente. Las diversas influencias del Mediterráneo, países árabes y asiáticos, te permiten disfrutar de una gran diversidad de cocinas en un mismo país. Son cocinas hipertradicionales, pero según la perspectiva, también hipercreativas. El punto de partida para conocer este país es Estambul, pero los territorios que lo componen son muy diferentes. Tienen una visión especial del pimiento, la berenjena, el tomate, el tratamiento de las carnes, los aderezos. Esas formas rústicas, pero elegantes de cocinar hacen que sea muy especial.

Quizá tengamos en común con Turquía esa manera de vestir la mesa. En Euskadi, cuando celebramos algo, apenas queda en la mesa espacio para apoyar los codos. Es todo comida y bebida. Se empieza poquito a poco, pero todo termina en una gran fiesta. Así comienza el día con un desayuno turco. En Turquía empiezas la jornada de una manera muy generosa, con decenas de elaboraciones: dulces, saladas, verduras, pizzas, quesos, pasteles, revueltos y hasta guisos. Es como un sueño que ocurre una vez en la vida y que eres incapaz de repetir. El desayuno en cada territorio muestra la riqueza de los productos, es tan variado... Son todos tan diferentes que no me podría quedar con uno. ¡Sólo deseo volver y repetir uno a uno! Seguro que hoy los vería de otra manera.

Para entender Turquía hay que introducirse en sus calles pequeñas, en esos mercados siempre limpios y con buenos aromas, con sus tiendas que son boutiques, aunque el primer impacto sea de caos. Pero es selección, mimo, saber hacer. Cada una de ellas responde a un relevo generacional y a una manera de entender la vida. Le piden tan poco a la existencia... Alimento y ser felices. Son mercados supergenerosos, con productos excelentes. Esa familia que cultiva cuatro o cinco cosas, y que va al mercado a venderlas o a cambiarlas por otro producto. Volver atrás de manera inteligente.

Por supuesto, visitar Turquía me ha servido de inspiración para crear nuevos platos. Es curioso cómo se cruzan los caminos, los recuerdos de niño durante el verano, en esos momentos en los que la huerta está tan viva. Mi ama hacía un falso revuelto con tomates maduros troceados, unas briznas de pimiento y esos huevos de gallina recién puestos. Años después en Turquía me encuentro con una elaboración muy similar, el menemen, que forma parte de un desayuno popular de la cocina turca. ¡Qué gozada! Te sientes niño y a partir de ahí, solo quieres probar, divertirte, jugar. De este viaje y mis experiencias en México nace el plato Lasaña de tomate, natas, chile mixe y huevo. Un cruce de sabores, texturas y recuerdos.

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