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Javier Aranceta
Doctor en Medicina y Nutrición
Miércoles, 11 de mayo 2022, 00:35
El café, el agua y el té son las bebidas más consumidas en el mundo, hasta el punto de que podríamos afirmar que cada país tiene como icono alguna de estas bebidas, sin olvidar el chocolate, los zumos de fruta y la leche. Hoy nos centraremos en el café y sus efectos en la salud a partir de su consumo habitual y moderado. Se trata de una bebida estimulante debido a su contenido en cafeína: una taza de café filtrado de 200 ml contiene 90 mg de dicho alcaloide. Las hojas de té, los granos de cacao, las hojas de yerba mate y las bayas de guaraná contienen también cantidades variables y significativas de cafeína, aunque junto a las mencionadas están clasificadas 60 plantas con presencia de esa sustancia o moléculas hermanadas.
El contenido de cafeína en el café depende de la variedad, sistema de tostado y preparación de la infusión. La variedad robusta aporta más contenido en cafeína que la arábica, aunque también depende de la altitud de los cultivos. El alcaloide ayuda a mejorar la concentración y el estado de alerta con sensaciones positivas hasta una ingesta de 250 mg de cafeína (casi 3 tazas de café filtrado/día), aunque la reacción depende del estado de salud, peso corporal, consumo de medicamentos y potencial hepático de metabolización de las xantinas a partir de la xantina oxidasa.
El consumo de 500 mg de cafeína se asocia en cambio con situaciones negativas como ansiedad, palpitaciones y presión alta entre otros. La Agencia Mundial Anti-Dopaje (WADA) considera doping si se sobrepasen los límites de 6-9 mg de cafeína por kg de peso corporal.
El infusionado del café comienza a depositar los aromas y los antioxidantes y posteriormente, las mayores cantidades de cafeína. Por lo tanto, una taza de café negro largo contendría mayores niveles de cafeína que un café solo corto. En el proceso de tostado del café se forma acrilamida en pequeñas cantidades.
El café contiene cerca de 1.000 sustancias bioactivas, entre las que destacan los diterpenos, los polifenoles y otros componentes con acción antioxidante. Las infusiones no filtradas incorporan Cafestol y Kahweol, diterpenos que inducen la producción de sales biliares y aumentan la movilidad intestinal. También se han descrito posibles efectos desfavorables sobre los niveles de colesterol total y colesterol LDL en sangre.
Con consumos excesivos continuados se puede inducir una tolerancia a la cafeína y posteriormente una dependencia que llegaría a manifestarse en caso de supresión de la ingesta de café. La duración del efecto estimulante es de 6 horas, aunque su acción funcional depende de cada persona y sus características entre las que sin duda estaría su potencial hepático de la xantina oxidasa.
La bebida de café contiene además dos compuestos fenólicos, los ácidos cafeico y clorogénico. Este último reduce los niveles de azúcar en sangre en pacientes con diabetes y puede ser una de las causas de la menor prevalencia de esa enfermedad tipo II en adultos consumidores de café. Los distintos metaanálisis realizados ponen en evidencia una reducción de la mortalidad general y una menor incidencia de enfermedades neurológicas estimándose un marcado efecto neuroprotector (atenúa producción del péptido beta -amiloide).
La dosis compatible con un efecto más beneficioso sobre la salud cardiovascular, los niveles de glucemia y las capacidades cognitivas sería de entre 3 y 4 tazas de café solo, filtrado, al día sería. Podríamos plantear como recomendación general el consumo moderado de la variedad arábica de tueste natural, filtrado y sin azúcar ni edulcorantes.
En caso de hipertensión arterial o consumo de medicamentos relacionados con el sistema nervioso, especialmente antidepresivos u otros fármacos que incorporen xantinas, es aconsejable consumir formas descafeinadas. Esta infusión no sería recomendable, sin embargo, en periodos de embarazo, lactancia y en mujeres postmenopáusicas con osteoporosis. Y mejor no tomar café a partir de media tarde para asegurar un sueño reparador.
La semilla madura desecada de la planta del cafeto comenzó a cultivarse a partir de un hallazgo casual que puso en evidencia su potencial estimulante y euforizante. Un pastor observó que sus cabras se ponían manifiestamente 'contentas' al consumir un determinado tipo de arbusto y sus frutos. La planta sufrió un largo recorrido por monasterios de parajes exóticos y se socializó a partir del último periodo del siglo XIX. El municipio de Agaete (Gran Canaria) es uno de los pocos lugares de Europa donde se cultiva café, una variedad arábica muy antigua denominada Typica originaria de Etiopia, también conocida como criollo o indio y que produce café de muy buena calidad.
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