Esta noche cenamos de pintxos

Lo bueno de las barras de pintxos es que todos están fantásticos. Los ves y no es que no sepas cuál elegir, sino que a uno le apetecería probar absolutamente todos, uno por uno. Pero están pensados para lo que son, un bocado para acompañar un vino, un tentempié a medio camino o, por qué no, un 'sanqueremos', que es cuando mejor saben. Ahora que llega el buen tiempo y los días más largos, sentarse en una terraza y disfrutar de una cena a base de pintxos puede convertirse en un auténtico planazo. Tampoco quedan, en realidad, muchas otras opciones de cenar fuera de casa, porque las cocinas de bares y restaurantes no guisan de noche a causa de la pandemia. La eterna pregunta es: ¿ya es sano todo esto?

La médico nutricionista Carmen Pérez Rodrigo, presidenta de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) responde sin paños calientes. «El pintxo es como comerse un dulce», compara la experta, profesora en la Facultad de Medicina y Enfermería de la UPV/EHU. «Si un día come uno, y habitualmente lleva una dieta equilibrada, no pasa nada. Lo compensa de otro modo y listo. ¿Quiere cenar de pintxos? Adelante, disfrútelos, pero mejor hágalo temprano y después ponga en práctica aquello de '... y la cena, paseada'».

Cuando se trata de la última comida del día, los pintxos tienen el problema de que la oferta abusa con frecuencia de las frituras. Aunque los locales de Euskadi cuidan cada vez más tanto los procesos de elaboración como los ingredientes, los aceites utilizados no siempre son de la mejor calidad. Hay que elegir bien dónde se picotea, especialmente de noche. No olvidemos que una mala digestión puede arruinarnos el mejor sueño.

Las barras, por otra parte, presentan por lo general una muy limitada oferta de bocados vegetales y nula de frutas, lo que en la práctica impide elaborarse un menú medianamente sano.Riquísimos, todos, de hacérsete la boca agua sólo con verlos, pero desde el punto de vista nutricional faltan elementos que nos equilibren la dieta.

«Un emparedado vegetal puede ser una buena opción para cenar, pero generalmente llevan muy poca lechuga, una laminita de tomate y se presentan con pan de molde. Es blandito y parece muy sano, pero se trata de un producto ultraprocesado que sabe muy bien porque contiene abundante grasa y azúcar», explica la experta.

A Pérez Rodrigo le hemos pedido que nos evalúe otros seis pintxos típicos de nuestra gastronomía. Este es su veredicto y su consejo: «Al volver a casa, no olvide la fruta».

Revuelto de hongos. «¡Qué rico!» Una buena opción, porque contiene proteína (huevo) y vegetales (los hongos). Si el pan está horneado, mejor que frito.

Champiñones a la plancha. Muy saludable elección para cenar vegetal. Cuidado con el refrito de ajos y la sal. Ambos aportan sabor, pero tienen sus inconvenientes.

Ensaladilla rusa. «Un delicioso pecado para cometer de vez en cuando». Hay que saber dónde se come. Es importante que se mime su elaboración y con la mayonesa, que no se rompa la cadena de frío.

Croqueta. La receta de las abuelas se ha convertido en el pintxo de moda. La costra debe quedar crujiente, no quemada; y el aceite que se utilice en su cocinado debe ser de calidad, oliva virgen, mejor extra.

Hamburguesita. Una delicatessen para consumir «como excepción» y en un local de confianza. La carne roja ha de ser de calidad. Evite el queso fundido y retire partes quemadas, que pueden ser cancerígenas

Pulpo a la gallega. Otra opción interesante, aunque sería bueno saber si se trata de un ejemplar del Cantábrico, más fresco. Desde el punto de vista de la sostenibilidad, es un manjar para pensárselo. El pulpo de nuestros mares está cercano a la extinción.

Salga de pintxos, están para comérselos.