Unas Navidades dignas de estudio
Las limitaciones a la hostelería y a las reuniones familiares favorecieron la elección de productos de mejor calidad en las mesas navideñas y un menor consumo de alcohol
Las últimas Navidades fueron dignas de estudio, también desde el punto de vista nutricional. Es muy probable que ya esté en marcha alguna investigación al respecto. No fueron unas fiestas al uso. La pandemia de coronavirus lo condicionó todo y las familias se vieron en la necesidad de adaptarse a las restricciones marcadas por gobiernos y departamentos de Salud. Las restricciones a la hostelería y de movimientos cambiaron nuestras tradicionales formas de celebrar el cambio de año. Aún es temprano para establecer un diagnóstico definitivo, pero ya hay algunos indicadores que muestran algo de lo que nos ocurrió camino de 2021. Bebimos menos y comimos mejor.
«En función de los pocos datos conocidos, podemos hablar de indicadores de tipo económico, pero aún faltan estudios de carácter nutricional», explica la médico nutricionista Carmen Pérez Rodrigo, presidenta de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria. La idea generalizada (a la espera de que la ciencia lo confirme) es según la experta, profesora en la facultad de Medicina y Enfermería de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), que se consumió menos alcohol y también se comió menos, aunque sobre las mesas hubo más calidad y más capricho de lo habitual. «Sin grandes excesos, porque la situación económica no es buena y la gente, al parecer, está ahorrando para lo que pueda venir».
Cuestión de salud
Las medidas de control de la transmisión en la hostelería –unidas a la generales, que prohibían reuniones de más de seis personas– impidieron la celebración de las típicas comidas de empresa en las fechas previas a la Navidad. También hubo menos vinos en la calle con amigos y familiares, lo que sin duda trajo una parte buena y otra mala. La salud de los ciudadanos estará un poco mejor, peor la del sector y las grandes bodegas quizás no tanto. Al ser éste un rincón reservado a la nutrición, nos centraremos en la primera.
Algunos trabajos, como la encuesta 'Future Consumer Index: deconstruyendo al consumidor', ya apuntaban a que el gasto familiar estas navidades iba a caer en torno al 49%. El desembolso iba a verse condicionado, en buena medida, por la alta preocupación que genera el riesgo al contagio, que se situaba en el 65%. En cambio, el gasto en alimentación figura, como la compra por Internet, entre los pocos que se han visto incrementados, casi un 10%. Al tratarse de mesas reducidas, las familias, por lo que parece, no han apostado por las grandes comilonas que se acostumbran en estas fechas, y sí por poner sobre la mesa un producto de más calidad.
Ha habido posiblemente más marisco fresco, más merluza y más besugo que otros años; también menos turrones de fábrica y más postre artesanal. A todo ello también ha contribuido que, por efecto de la crisis sanitaria, los precios no se han disparado tanto como en ejercicios anteriores. Han subido (en ciertas autonomías algunos productos hasta un 20%), pero menos que otras veces, en que se llega a un tercio del valor de salida.
Algunos consejos
Con el año comienza un nuevo tiempo. Para nuestro organismo también. Estos son los consejos de la experta para mantenerlo en las mejores condiciones posibles.
1. Al mal tiempo, buena cara. El bajo estado de ánimo influye en el apetito. La ansiedad puede llevarnos a comer en exceso o menos de lo necesario. Cuídese.
2. Salga a la calle lo que pueda. Pasear es fantástico para la salud mental.
3. Si trabaja en casa, levántese y estírese durante diez minutos a cada hora.
4. Coma frutas y verduras, sobre todo.
5. Hidrátese. Es importante beber agua.
6. Cocine con aceite de oliva, mejor virgen extra.
7. Controle el consumo de grasas animales y vegetales.
8. Las raciones pequeñas generan menos problemas de salud y...
9. Disfrute la vida. ¡Mañana quién sabe!