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Merluza y restaurante Buenavista en torno al año 1900. Eulalia Abaitua (santutxuzaharra.com)
Historias de Tripasais

La fotógrafa y el pescatero

Gracias a las fotografías de Eulalia Abaitua conocemos el restaurante que tuvo en Begoña don Serafín Bilbao, vendedor de pescado en el mercado de La Ribera

Miércoles, 13 de marzo 2024, 18:47

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Eulalia Abaitua Allende-Salazar murió el 16 de septiembre de 1943. Tal y como manda la ley, habiendo pasado 70 años desde su fallecimiento, desde el 1 de enero de este 2024 su obra ha pasado a ser de dominio público. Puntual y cumplidora, la web de la Biblioteca Nacional puso en esa fecha a disposición del público (para ver, descargar o lo que a uno le apetezca) los tres libros que tiene en su catálogo sobre la primera fotógrafa vasca.

Son los catálogos de tres exposiciones ('Mujeres vascas de ayer', 'La familia' y 'La ría: imágenes de otro tiempo') organizadas por el Museo Vasco de Bilbao con el amplio legado fotográfico de Abaitua: unas 2.500 imágenes. De todas ellas, el EMSIME o Catálogo Colectivo de los Museos de Euskadi no muestra más que 181 y Euskariana —el nuevo portal digital de la cultura vasca— permite acceder a 131. Las que sí se pueden ver nos abren la puerta al increíble trabajo de Eulalia, nacida en Bilbao en 1853 y familiarizada con la aún novedosa técnica fotográfica durante su juventud en Inglaterra. Fue fotógrafa aficionada, razón por la que pudo dirigir su cámara hacia lo que ella quiso y no adonde requirieran encargos profesionales: retrató a su familia y al mundo que la rodeaba, regalándonos estampas de sardineras, labradores, lavanderas, nodrizas, pescadores o tratantes de ganado con los que se cruzaba en el barrio de Begoña (residió en el palacio del Pino, junto a la basílica) o durante sus excursiones por el valle de Arratia.

La foto del restaurante Buenavista

Gracias a las instantáneas de doña Eulalia hemos visto cómo se limpiaban los jibiones en Lekeitio en 1908 o cómo las lecheras y vendejeras del Txorierri subían el alto de Santo Domingo en burro, de camino al mercado. Es su mirada la que nos muestra, 120 años después, a las sardineras de Santurce seleccionando la pesca en el puerto, llevándola a la ciudad con la falda remangada o vendiéndola en la Plaza Vieja, y también la que ha puesto cara y cuerpo a la legendaria Trinidad Sañudo, jefa de cargueras de la ría y txosnera habitual en ferias y romerías. Si la señora Abaitua nos ha descubierto todo eso con un puñado de fotografías, imagínense ustedes lo que podríamos descubrir escudriñando las dos mil y pico que faltan. A Bizkaia le falta un repositorio gráfico de la talla del alavés Photo Araba o el guipuzcoano Kutxateka, así que de momento tenemos que apañarnos con las miguitas que nos ofrecen las instituciones o con encontrar tesoros como la imagen que hoy nos acompaña.

Eulalia Abaitua.

Di con ella en la web de Santutxu Zaharra, dedicada a recopilar imágenes antiguas de los barrios de Santutxu, Begoña, Txurdinaga o Bolueta. Entre su colección begoñesa está ésta que les enseño hoy, tomada por Eulalia Abaitua en torno al año 1900 durante una romería o peregrinación popular y en la que se ve un edificio de cuatro plantas con balcones engalanados. En el letrero de madera sobre la puerta pone «Buena-Vista casa de Serafín Bilbao». A los lados se intuyen los servicios que ofrecía el establecimiento: comidas, meriendas y refrescos (es decir, convites o banquetes) para bodas.

Esta foto me intrigó desde que la vi. Existen muy pocas fotos de restaurantes bilbaínos de esa época y entre los nombres famosos de la vieja hostelería no figuraba el Buenavista ni ningún Serafín Bilbao. Al rescate vino hace poco Indalecio Prieto. Releyendo el librito 'Pasado y futuro de Bilbao', que recoge tres conferencias dadas en 1946 por el político socialista durante su exilio mexicano, me encontré con este recuerdo de don Inda: «los vendedores de pescado son mujeres, con una sola excepción. Serafín Bilbao, único pescadero en la Plaza Vieja del Mercado.

Serafín y las merluceras

¿Por qué figura allí este varón? Conozco la historia. Por entonces las merluceras de Bermeo tenían que hacer a pie un viaje de 30 kilómetros hasta Bilbao y solían hacer noche en un chacolí de Begoña, que además de vino y cazuelas de bacalao ofrecía también hospedaje. El arrendatario del chacolí «Macharratia» era Serafín Bilbao, y según Prieto «tal contacto con las importadoras de merluza originó que Serafín se convirtiera también en vendedor de merluza, atún, besugo y cuanto se pescara».

En 1914 Serafín Bilbao y Bilbao (1860-1919) era el único hombre entre las 18 pescateras que tenían puesto en La Ribera. Quince años antes, el 25 de enero de 1899, 'El Noticiero Bilbaíno' anunciaba la inauguración por parte de Serafín de la fonda Buenavista, «en el cruce de Begoña frente al convento de Santa Mónica», con hermosos comedores capaces para 200 cubiertos y «cocina confortable». Allí, imaginamos que a base de mucho pescado, se dieron hasta 1919 grandes banquetes para el torero Cocherito de Bilbao y otros personajes. ¿Cuántas historias culinarias esconderá el resto del fondo Abaitua?

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