¿Quién dice que el plátano engorda?
El mundo de la alimentación está lleno de bulos que de tanto repetirse se dan por buenos, pero ni los superalimentos existen ni el zumo de limón ayuda a bajar peso
El mundo de la nutrición, como la vida misma, está lleno de mentiras que a base de repetirlas y escucharlas una y mil veces damos por buenas. Las llaman bulos. Uno de ellos, muy extendido, es ése que pone al plátano en el disparadero de toda dieta. Es malo, dicen, porque engorda, tiene cantidad de calorías, bla-bla-bla, bla-bla-bla... ¿Pero qué ha hecho el pobre plátano, que es un auténtico manjar, una delicia para el paladar y un tesoro nutricional, para que se haya ganado esa inmerecida fama? El plátano es... vamos a decir fantástico y, además, no tiene más calorías que cualquier otra fruta. Eliminarlo de nuestra alimentación, como suprimir de ella la misma fruta, supone un error garrafal.
Lo cuenta el nutricionista Luis A. Zamora en su libro 'Comer bien es fácil si sabes cómo' (Planeta de Libros), que firma junto al periodista Alberto Herrera, donde recoge, entre otras cuestiones, algunas de las trolas más comúnmente aceptadas en el ámbito de la gastronomía y la salud. El volumen defiende la idea –que es la misma de este espacio– de que no hay producto malo, sino que lo pernicioso, desde el punto de vista de la salud, está en el mal uso o abuso que hagamos de él. «Los expertos en nutrición –explica a Jantour– hemos pecado de dar ordenes: 'esto sí, esto no, de esto mucho y de aquello menos'. Lo importante es explicar a la gente las razones que hay detrás de cada recomendación y hacerlas siempre al amparo de la evidencia científica».
Siempre un placer
No hay que romperse la cabeza. La clave para comer de manera saludable es tan sencilla como entender que «alimentarse es un placer y que nunca debe dejar de serlo». La dieta mediterránea (frutas, verduras y pescado más que carne), aunque se repita hasta la saciedad, constituye la mejor forma de alimentarse. «No es cuestión de magia –defiende el experto–, basta con entender qué nos aporta cada uno de los elementos que nos metemos en la boca. Cuando uno se aleja de la autopista de las calorías y se acerca más a la de los nutrientes, te cambia el chip».
Uno de los capítulos de ese libro –por cierto, muy didáctico– lleva por título 'Mentiras y gordas'. Las hay y muchas.
1. Huya de los 'alimentos charlatanes'. Una recomendación antes de salvar el pellejo de algunos de nuestros mejores productos. Los 'charlatanes' son aquellos que ensalzan una de sus cualidades, pero que esconden otras que no lo son tanto. «Es fácil reconocerlos porque se promocionan con etiquetas muy llamativas». Como los superalimentos'. ¿Sabía usted que el kilo de quinoa cuesta 6,8 euros y que 100 gramos de este alimento aportan 15 gramos de proteínas? El kilo del lentejas se compra por solo 1,5€ y 100 gramos aportan 25 gramos de proteínas
2. El limón ayuda a adelgazar. Ni lo uno ni lo otro. Los alimentos no ayudan a engordar ni a adelgazar, sino todo lo que se come durante todo el día.
3. El plátano engorda. ¡Pues no! Se trata de una de las frutas más nutritivas que existen. Aporta las mismas calorías que una naranja o una manzana (o que el resto de la fruta). Y además, fibra, potasio y vitamina B. Tampoco engorda más porque se coma a una hora u otra. No haga caso de las dietas milagro.
4. Las dietas 'detox' son un camelo. Un ejemplo de bulo que afecta a todo un grupo de alimentos. Claro que en el cuerpo entran toxinas, pero si hemos sobrevivido como especie es gracias a su enorme capacidad para deshacerse de ellas.
5. Las dietas sin gluten, para celiacos. Si no se es alérgico al gluten, carece de sentido eliminarlo de la dieta y gastarse una pasta en alimentos libres de él.
De lo único que hay que comer poco es del coco de uno. Eso sí que es sanísimo.