Ante la anemia y la diabetes, castañas
Frescas, asadas, peladas, envasadas… Aportan hidratos de carbono y mucha fibra y se pueden tomar de muchas maneras distintas
jesús lens
Miércoles, 16 de noviembre 2022, 23:23
Digan lo que digan los calendarios y haga el calor que haga, el otoño comienza cuando los primeros puestos de castañas asadas aparecen en las calles de nuestras ciudades y pueblos. Pocos aromas más pavlovianos que el de los populares frutos secos de otoño tostándose al calor de las brasas. Hablamos de un producto que, además de estar profundamente enraizado en nuestro acervo gastro-cultural, aporta un buen número de nutrientes, sobre todo fibra e hidratos de carbono. De ahí que favorezca el tránsito intestinal y facilite las digestiones.
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La castaña es el fruto seco que menos calorías suma al cuerpo —180 kcal cada 100 gr— y, sin embargo, resulta muy saciante. De ahí que las primeras de los cucuruchos caigan a la velocidad del rayo, mientras que la segunda mitad se come de forma más morosa y pausada. También se caracteriza por el aporte de vitamina A, por lo que resulta buena para la vista, y de vitamina C, con lo que resulta antioxidante y combate los estragos del envejecimiento, absorbiendo el hierro, favoreciendo los glóbulos rojos y combatiendo la anemia.
Entre los minerales, destaca el potasio, hasta 500 mg por cada 100 gramos, lo que convierte a las castañas en aliadas de los músculos y de las conexiones nerviosas y en buenas amigas para los deportistas que consumen mucha energía. Por ese mismo motivo, hablamos de una fruta que sirve para prevenir la diabetes. Dos o tres castañas antes o después de hacer deporte contribuyen a una mayor resistencia y posterior recuperación del cuerpo. Como tienen calcio, contribuyen al fortalecimiento del sistema óseo.
Desde tiempo inmemorial
Las castañas han estado en la península ibérica (casi) desde el principio de los tiempos y han sido fuente de alimentación para los habitantes del mismísimo Paleolítico, de ahí que estén en la base de diferentes festividades relacionadas con los ritos cíclicos de muerte y regeneración. De hecho, el norte de España sirvió como 'refugio' a los castaños durante la última glaciación. Con la llegada de los romanos a nuestra tierra se popularizó aún más el consumo de castañas y, sobre todo, de la madera del árbol.
En muchos pueblos de España se celebran fiestas con la castaña como protagonista. Aprovechando que su momento óptimo llega estas semanas de noviembre, en Galicia festejan el magosto, en Asturias el amagüestu, en el País Vasco la gaztainerre y en Extremadura el calbote. Cuenta la leyenda que por cada castaña consumida, un alma es liberada del purgatorio. Es famoso el magosto de Ourense, al calor de la festividad de su patrón, San Martiño, declarada Fiesta de Interés Turístico de Galicia.
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