Cinco marianitos preparados para disfrutar en Bizkaia a la hora del vermú

Es probablemente el cóctel más popular a orillas del Nervión. Un trago sabroso y refrescante que alegra el espíritu y abre el apetito a esa hora entre el desayuno y la comida que incluso ha dado en llamarse la hora del vermú. Hay muchos preparados a base de este histórico vino aromatizado con hierbas, pero el que se sirve en estos lares atiende al nombre de Marianito. Aunque comparte la base de vermú, un chorrito de destilado, un toque de licor frutal y notas cítricas, en cada barra lo preparan a su manera. Hay decenas de locales donde tomar un marianito meritorio, pero estos cinco están por derecho propio entre los mejores de Bizkaia.

No se puede hablar de marianitos preparados en Bilbao sin mencionar al mítico Ander Etxea. Esta tasca de Barrenkale, regentada por la simpar Tere Villate y sus hijos, Idoia, Jon y Julio, es mucho más que un negocio de hostelería. Una institución en el Casco Viejo que sirve, no sabemos si el mejor, pero si el más popular marianito preparado de la villa. La receta del Ander lleva ginebra y Curaçao, unas gotitas de angostura y abundante Martini rojo. Se remata con un toque de corteza de naranja y se prepara al momento en una copa de cóctel que pone el pulso a prueba. El truco es dar el primer sorbo apoyado en la barra.

El marianito preparado ha sido el mejor aliado de Mari Jose y Deni para poner el bar Txomin en el mapa de la coctelería vizcaína. Ubicado en Mungia, y ni siquiera en una zona popular de poteo, este bar pequeñito y modesto se ha hecho un nombre gracias a su amplia selección de vermús, que marida con bocados sustanciosos como los champiñones al vermú o los mejillones en salsa bastarda. Hace unos años se alzó con el premio al mejor preparado de Bizkaia gracias a un cóctel que se llamaba 'La Perdición' y prepara además unos gintonics de campeonato.

El aperitivo peripuesto de Bilbao se toma en la plaza Campuzano, en la elegante terraza del café Estoril, que ha sido remozado recientemente sin perder un ápice de su aroma clásico. No intenten arrancarle a Roberto la receta de su afamado marianito, no soltará prenda. Tampoco podrá adivinarlo por el trajín de botellas, ya que lo mezclan previamente en botellas de Martini que guardan en el congelador para que estén siempre a punto. Limítese a disfrutar del trago acompañado de alguno de sus pintxos clásicos, como la gamba Orly o el foie la plancha.

La cuota modernita en una lista poblada por bares de toda la vida la pone el Baster, que a pesar de que lleva abierto menos de un lustro ya se ha convertido en un nuevo clásico del Casco Viejo, especialmente a la hora del aperitivo. Entregado a un picoteo de lo más castizo –bravas, ensaladilla, tortilla de patatas o felipadas–, no podía descuidar el marianito preparado. El suyo lleva una base de vermú Noilly Prat, un poco de zumo de naranja, vodka y un toque de licor que se resisten a revelar. Ligero y refrescante, como para tomarlos de tres en tres.

Solo por admirar su espectacular decoración de estilo Art Noveau merece la pena dejarse caer por uno de los bares históricos del Ensanche. Su fundador, Julio García, aprendió los secretos de la coctelería en el hotel Humboldt de Caracas, en los años 70 volvió a su tierra natal y abrió el Basque, un capricho de ebanistería con serpientes que se enroscan por las columnas de la barra tentando a la clientela para que pida otra ronda. La receta de su marianito permanece inalterable desde su fundación y lleva Martini, Carpano Punt e Mes, ginebra, Campari y unas gotas de angostura. 

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