La OMS ve imposible evitar el contagio entre países y teme una pandemia

La comunidad internacional observa cada vez con mayor inquietud el desarrollo de la epidemia de coronavirus en Italia, donde deja ya siete muertos y 229 contagios sin que haya aparecido hasta ahora una conexión clara con Wuhan, la ciudad china donde surgió la enfermedad.

El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, aseguró ayer que estaba «profundamente preocupado por el imprevisto aumento de los casos en Italia, Irán y Corea del Sur, los países donde más pacientes de Covid-19 se están registrando después de China.

«Tenemos que concentrarnos en contener la epidemia al mismo tiempo que hacemos todo lo posible para prepararnos a una eventual pandemia», dijo Ghebreyesus, que consideró que en el gigante asiático el coronavirus ya pasó su punto máximo, se estabilizó entre el 23 de enero y el 2 de febrero y, desde entonces, «ha declinado de manera continua». En una muestra de la preocupación de la OMS por la proliferación de nuevos contagios en Italia e Irán, misiones de expertos de esta organización internacional han sido enviados a ambos países para colaborar con las autoridades locales y colaborar con ellas en la puesta en marcha de medidas de prevención.

Con el fallecimiento ayer de cuatro personas son siete las víctimas mortales que deja el coronavirus en Italia. Como subrayó el jefe de la Protección Civil, Angelo Borrelli, todas ellas tenían una edad avanzada y «contaban con patologías previas». Este país europeo es la tercera nación del mundo con más infectados, pues la cifra de contagios es de 229, la mayor parte de ellos en Lombardía y Véneto y, en particular, dentro de la llamada 'zona roja', los once municipios de estas dos regiones norteñas donde surgieron las primeras infecciones y en los que hay más de 50.000 personas en cuarentena.

La proliferación de nuevos casos ha provocado una gran alarma social en todo el país que llevó a los ciudadanos, sobre todo de la parte septentrional, a realizar compras masivas en los supermercados y a que se agoten tanto las mascarillas como los desinfectantes para las manos. En algunos puntos de venta donde todavía es posible encontrar estos productos su precio se ha duplicado. Beppe Sala, alcalde de Milán, cuyos supermercados fueron tomados al asalto por los ciudadanos ante el miedo a que haya problemas de desabastecimiento si se amplía el área sometida a cuarentena, pidió tranquilidad invitando a la gente a que dedique el tiempo a «cuidar a los ancianos, que son las personas con mayor riesgo».

La epidemia de miedo ligada al coronavirus tiene efectos económicos que resultan ya evidentes. El oro alcanzó ayer su precio más alto en los últimos siete años, mientras que el barril de petróleo Brent bajó un 3,8% al preverse una caída en el consumo. Por su parte, la Bolsa de Milán tuvo su sesión más aciaga desde que se produjo la victoria del 'Brexit' en el referéndum de hace cuatro años y cerró con una caída del 5,4%. El ambiente de pánico también se reflejó en la prima de riesgo italiana, que subió hasta los 145 puntos básicos, 11 más que los registrados en el cierre de la sesión del pasado viernes.

El gobernador del Banco de Italia, Ignazio Visco, dio una voz de alarma al advertir que la crisis del coronavirus puede reducir en dos décimas el Producto Interior Bruto (PIB) del país. Se trata de una estimación inicial que podría agravarse si el Gobierno de Giuseppe Conte considera necesario adoptar medidas ulteriores para tratar de atajar la epidemia. Ésta ha prendido en las regiones de Lombardía y Véneto, el corazón industrial y financiero del país y donde se produce una tercera parte de la riqueza italiana. El Ejecutivo preveía un aumento del PIB en 2020 del 0,6%.

Ante el riesgo de que las autoridades ordenen el cierre de bares, comercios y oficinas públicas y privadas en estos dos territorios, como ya ocurre en los 11 municipios donde surgieron los primeros casos, el presidente de la patronal Confcommercio, Carlo Sangalli, advirtió que esa medida sólo podría llegar en una «situación límite».

Entrevistado por el diario 'Corriere della Sera', Sangalli subrayó que las empresas sólo aguantarían unos días sin facturar y se correría el riesgo de un cierre masivo y definitivo de actividades empresariales. Para tratar de amortiguar el golpe pidió la suspensión temporal del pago de impuestos y créditos bancarios.

Otra de las preocupaciones de los italianos ligadas a la crisis del coronavirus es el cerrojazo en las fronteras. Aunque Conte insiste en que no está previsto la suspensión del tratado de Schengen, que permite la libre circulación de ciudadanos entre la mayor parte de países europeos, el cierre también puede tener lugar por parte de las naciones fronterizas. Ya se han producido restricciones ferroviarias en la linde con Austria, mientras que Rumanía y Francia ordenaron poner en cuarentena a quien llegue procedente de Lombardía y Véneto.

Otros países desaconsejan ya viajar a Italia, donde se produjeron además ayer retrasos de más de cinco horas en la red de alta velocidad motivados al parecer por la epidemia.