Borrar
Imagen de una de las explosiones. Reuters
Rusia bombardea Leópolis un día después de anunciar que limitaba su ofensiva al Donbás

Rusia bombardea Leópolis un día después de anunciar que limitaba su ofensiva al Donbás

El ataque, que genera dudas sobre los objetivos reales del Kremlin, se produjo mientras el presidente Joe Biden visitaba la vecina Polonia

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Sábado, 26 de marzo 2022

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Rusia arrojó ayer tres misiles sobre Leópolis, una de las localidades ucranianas más próximas a la frontera con Polonia, sólo un día después de que anunciara su intención de concentrar su ofensiva en el Donbás, al este del país y extremo opuesto a la ciudad que ha vuelto a temblar bajo las bombas. Las explosiones causaron cinco heridos y un escalofrío global. Los proyectiles cayeron a cuatrocientos kilómetros de Varsovia, donde el presidente estadounidense se entrevistaba con un grupo de refugiados ucranianos. Nunca Joe Biden y Vladímir Putin han estado tan cerca de la destruccion física en su prolongado enfrentamiento, Ni el mundo se ha aproximado tanto a la temida guerra de superpotencias.

La ciudad convertida en puerta de salida para quienes escapan del horror bélico no había vuelto a ser atacada desde el pasado día 18, cuando las fuerzas rusas destruyeron una fábrica de aviones. El bombardeo pilló por sorpresa a una población que empezaba a salir a la calle con cautela, pero también con una relativa calma máxime después de que el Estado Mayor moscovita comunicara el viernes que dirigía su maquinaria bélica al este. El alcalde, Andri Sadovi, urgió a los vecinos a encerrarse en los refugios. Leópolis se encuentra al oeste y ya en el anterior bombardeo se consideró una temeridad atacar una plaza tan cercana a un país que es aliado de la OTAN desde 1999. La ráfaga ahora afectó a varios depósitos de combustible, cuyo incendio pudo verse a larga distancia.

La brutalidad del Ejército invasor devasta Chernígov mientras la artillería castiga Mariúpol, Járkov, Jersón y el anillo de Kiev

Incertidumbre absoluta

La agresión aumenta la incertidumbre sobre qué estrategia maneja realmente el Kremlin. O bien, mintió el viernes cuando limitó sus objetivos en Ucrania para orientarse únicamente a la «liberación» de Donetsk y Lugansk, o bien sigue su aparente hoja de ruta original: conquistar el Donbás y arrasar todo lo demás que pueda fortalecer a los soldados y las milicias ucranianas. Un frío cálculo bañado en sangre.

  • 200 civiles han muerto en los ataques contra la ciudad de Chernígov que se encuentra en una situación «catastrófica»

  • 5 personas resultaron heridas este sábado en el ataque con misiles contra unos depósitos de combustible en Leópolis.

Hace un par de semanas, el ministro de Exteriores, Sergéi Lavrov, ya lo expuso con palabras al señalar que a Rusia le interesaba el territorio al sur del Dnieper para acabar con el «genocidio» de los separatistas en Donetsk y Lugansk. Moscú sugirió que el resto de ataques tenía como fin acabar con las bases militares, así como con las redes y centros logísticos locales, para frustrar cualquier intento de Ucrania de reponer constantemente las tropas y el arsenal en el frente este. En ese supuesto encajaría el bombardeo de este sábado por la tarde. El Estado Mayor ruso asegura que sus unidades han destruido la capacidad ucraniana para responder con la aviación y, prácticamente, con artillería avanzada. Confiaría el peso de la contraofensiva a sus fuerzas terrestres y en esa lógica bélica cobraría sentido atacar depósitos de combustible. Pero todo son teorías.

El Departamento de Defensa de EE UU ahondó este sábado en esa especie de pozo ciego que son las intenciónes del Kremlin. Su último informe constata una ralentización de las tropas terrestres rusas en torno a la capital, Kiev, y otras ciudades. Los bombardeos, en cambio, son incesantes en ciudades como Járkov, Jersón, Mariúpol y Chernígov. El Pentágono considera que el castigo aéreo revela la renuncia de Rusia a perder más soldados en enfrentamientos directos, posiblemente para aumentar su presencia en los enclaves conquistados y afianzarlos. «Parece que (Rusia) ha cesado todo interés en lo que se refiere al movimiento por tierra de sus tropas hacia Kiev, pero obviamente los ataques aéreos, como los bombardeos y ataques de largo alcance siguen ocurriendo», señaló un alto responsable del Pentágono.

Desde Varsovia, el presidente estadounidense, Joe Biden, desdeñó el cambio de estrategia anunciado por el Kremlin. Tampoco el Ministerio de Defensa británico se lo cree y el fiable Instituto para el Estudio de la Guerra de EE UU sostiene que la lectura de que Rusia se ceñirá al Donbás «probablemente sea inexacta», al menos mientras no deje de «intentar avanzar y apoderarse de más territorio». Puede además que Putin persiga el triple fin de lograr «beneficios» materiales con la conquista de terreno, aislar a los ucranianos en el este y utilizar su dominio sobre esta franja -prolongada hasta Crimea- en las negociaciones políticas.

¿Qué opina mientras el Gobierno de Kiev? Pese a que su Inteligencia ha detectado el movimiento de unidades rivales hacia el este -sin ir más lejos, este sábado rompieron las filas ucranianas en Izium, en la región de Jarkóv-, el Ejército afirma que los rusos retroceden fundamentalmente por su contraofensiva y tampoco descarta que Rusia busque en realidad reagruparse para desarrollar un ataque a gran escala sobre Kiev. Las plataformas de misiles siguen cercando la capital.

Fuera de las estrategias, la sangre sigue corriendo sobre el país devastado. La artillería apenas se detuvo este sábado en Jersón -sometida a continuos ataques y contraofensivas de los dos ejércitos-, Járkov y Kiev. La brutalidad con la se emplea Rusia ha arrasado Mariúpol -donde hasta las mascotas han servido de alimento y el presidente francés, Emmanuel Macron, quiere concertar con Vladímir Putin una operación de rescate- y Chernígov, población cercana a la frontera rusa y bielorrusa en la que quedan 150.000 residentes atrapados después de que los invasores hayan volado el único puente que quedaba en pie. Viven entre ruinas. No hay casi alimentos, la electricidad está cortada y los heridos se amontonan en los hospitales. Su alcalde, Vladislav Atroshenko, explica que ya han muerto 200 civiles y que hará lo posible por no permitir ni uno más. «Estamos decidiendo cómo sacar a los heridos graves por cualquier medio. No podemos operarlos aquí», exclama. La guerra crea víctimas y titanes.

El Kremlin pone en alerta a sus efectivos en el exterior

Los servicios de Inteligencia de Ucrania, así como el Pentágono, consideran que Rusia ha empezado a movilizar tropas acantonadas en el exterior para reforzar su poder militar en una invasión que se le resiste día tras día. En la jornada de ayer apenas registró más de un avance significativo con la ocupación de Slavútych, ciudad situada en la periferia de la zona de exclusión de Chernóbil y donde residen los trabajadores de la central nuclear accidentada en 1986. Los invasores se apoderaron del Ayuntamiento y retuvieron al alcalde, Yuri Fomichev, quien después explicó a la población que «si no hay militares en la ciudad, los rusos nos dejarán vivir en paz y se retomará la posibilidad de salir de ella».

Kiev asegura que el Kremlin ha comenzado a mover unidades de Daguestán, república rusa situada en el Cáucaso. Y EE UU cree que también ha llamado a parte de sus efectivos en Georgia. Según los analistas, Miles de profesionales se encuentran desplegados desde estos enclaves hasta Siria y Tayikistán y muchos forman brigadas motorizadas de fusileros bien adiestrados para los combates terrestres, según el 'Washington Post'.

Rusia acusa las bajas en sus filas -unos 15.000 militares según la OTAN y apenas 1.300 en la versión de Moscú- y también los sucesivos asesinatos de generales, sobre todo a manos de francotiradores. El problema es que tampoco puede ordenar una movilización general si no quiere debilitar sus bases en el exterior, por lo que podría llamar únicamente a los soldados precisos para cubrir sus bajas. Los más preparadps están en las repúblicas separatistas de Osetia del Sur y Abjasia, y en Armenia, Siria y Tayikistán, desde donde se vigila cualquier amenaza afgana.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios