«Hay una relación entre los muertos por el Covid-19 y los discursos simplones»

- Mucha gente se pregunta todavía hoy si se podían haber evitado una buena parte de las muertes y el sufrimiento causados el coronavirus.

- Es complejo porque estamos hablando de una pandemia. Es pronto para entender por qué en algunos sitios ha tenido menor impacto que en otros, y seguro que podemos recoger las buenas prácticas de ciertos países. Lo evidente es que hemos reaccionado tarde, pero en un contexto de situación absolutamente nueva. Con todo esto, está habiendo un aprendizaje global y hay que tener la capacidad de analizar de forma muy rápida cuáles son las experiencias de éxito y luego aplicarlas.

- Pero teníamos antecedentes, como el ébola sobre lo peligroso de una epidemia y la rapidez con que avanza.

- El ébola también es un virus que cambia y que tiene cepas diferentes. La diferencia principal es que el coronavirus es extremadamente eficiente en su transmisión y viaja muy rápido, y el ébola tiene una mortalidad muy significativa, del 50% al 80%. Si el ébola tuviera las características de transmisión del Covid-19, estaríamos en una situación letal, Otra diferencia es que el ébola, en general, ha aparecido en zonas remotas de África y este virus apareció en China que es una sociedad mucho más conectada con el mundo.

- En España hay rebrotes que se podrían evitar aparentemente con la observación de las medidas de seguridad. ¿Puede haber una segunda ola de contagios durante el verano?

- Es difícil decir que va a haber una segunda ola si es que no la estamos pasando ya. ¿Cómo tiene que ser de alto el ascenso o el pico para que le llamemos ola? Habrá que verlo. Hemos entrado en una fase de convivencia con el virus, y creo que la receta es conocida: lo más importante es la capacidad de detectar rápido y de aislar a los pacientes positivos y a sus contactos.

- ¿Y Europa se está relajando?

- En general, la gente es responsable, aunque también hay episodios llamativos de personas con comportamientos negativos pero hay que poner medidas de control en eso. El actor más importante de lucha contra la epidemia es la población. Luego hay colectivos vulnerables que se les pone entre la espada y la pared, porque tienen que trabajar para comer.

- Como en Latinoamérica y el Caribe, donde hay un alto porcentaje de vulnerabilidad. ¿De qué magnitud puede llegar a ser la catástrofe allí?

- Tenemos compañeros latinoamericanos que están liderando la intervención allá y, claro, todas las señales que nos envían son de una preocupación máxima. Yo creo que este virus es y será catastrófico. Lo ha sido en España y eso que es un país europeo que tiene muchos recursos, pero en Latinoamérica hay menos. Lo peor es que nos quedan varios meses de esto. Estoy extremadamente preocupado y triste porque vamos a sufrir algo que no tiene ningún precedente.

- ¿Puede haber otra pandemia en un futuro cercano?

- Seguro que sí. Es parte del ecosistema, vivimos en un planeta maravilloso y globalizado, no solo económicamente sino con un sano intercambio continuo de virus y bacterias en todas las direcciones. Esta pandemia estaba prevista, Hay que aprender de esta experiencia y reforzar los sistemas de gobernanza internacionales. Creo que la retirada de EE UU de la OMS es una mala noticia, es un hecho preocupante.

- En realidad, hay varios líderes escépticos del coronavirus, como Donald Trump. ¿Cómo afecta su actitud?

- Creo que hay discursos que son simplones y facilistas. Al final de esto se puede hacer una valoración entre las curvas de contagios y muertes y el tipo de discurso, y vamos a encontrar una relación directa entre las cifras de fallecidos y estos discursos de corto recorrido. Lo que pasa es que hay casos muy llamativos como los de Trump o Bolsonaro, pero en España este discurso también está presente, y creo que esto es una amenaza global.

- ¿Por parte de quién?

- Creo que todo el mundo tiene la madurez hoy en día para identificar qué tipo de opciones políticas han incorporado una cierta retórica nacionalista en el peor sentido del término: egoísta, centrista y eso queda en el juicio de la gente. Pero creo que en el País Vasco lo tienen muy claro.

- ¿Qué se puede hacer al respecto?

- En España, como puede pasar en todo el mundo, se va a crear un clima favorable a los discursos nacionalistas. Por eso creo que es tan importante lo que ha hecho el Gobierno vasco: llevó 50 respiradores a Perú porque aquí no se estaban utilizando. Más allá del impacto directo salvando vidas, creo que políticamente tiene muchísimo valor porque sería más fácil engancharse al discurso egoísta. Tenemos que entender que éste es un fenómeno global. Y a ese gesto hay que darle valor para intentar provocar un efecto cascada. El Gobierno español, de momento, no ha hecho nada de esto. Me parece muy preocupante, no sé si es un acto de cobardía.

- Hay un debate abierto ahora sobre si el Covid-19 puede transmitirse por el aire.

- Hay un famoso artículo firmado por algunos científicos que apunta esa posibilidad. Es parte del aprendizaje sobre el virus. No soy virólogo y no puedo emitir un certificado al respecto, pero si está esa posibilidad hay que ponerla en el mapa de los riesgos. Por eso, vamos a ver cada vez más medidas como el uso obligatorio de las mascarillas. Creo que es un riesgo que no se puede excluir, así que lo acabaremos sabiendo, pero sí es un elemento que añade más preocupación.

- ¿Se puede predecir cuándo acabará esta pandemia?

- Lamentablemente no sabemos la fecha. Pero sí quiero pasar un mensaje de esperanza porque esto no va a acabar con la humanidad. Todo este año vamos a convivir con el virus, y en 2021 veremos dónde estamos porque hay que producir la vacuna y luego distribuirla de una forma global y justa. Pero todavía quedan meses por delante.

- ¿Saldremos de esto a través de una acción conjunta?

- Sí, depende de todos. Necesitamos una actitud que se oriente a proteger la vida y a minimizar el sufrimiento de esta pandemia.