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MIKEL AYESTARAN
Jueves, 1 de enero 1970
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Arabia Saudí no ha tenido más remedio que reconocer por fin la muerte del periodista crítico Jamal Khashoggi, que permanece en paradero desconocido desde que el 2 de octubre se le viera entrar en el Consulado del reino en Estambul y al que en Turquía se dio desde el primer momento por asesinado. Según informó anoche la agencia de noticias oficial SPA, las investigaciones preliminares de la Fiscalía General de Arabia Saudí confirman el fallecimiento del periodista.
Un total de 18 personas han sido detenidas con carácter preventivo, adelantó la agencia citando como fuente a la propia Fiscalía General saudí. Además han sido destituidos el vicepresidente del servicio general de inteligencia, Ahmad al Asiri; y el consejero de la corte real Saud al Qahtan. Según las investigaciones saudíes, aún en marcha, Kashoggi murió después de que «las conversaciones» que mantuvo con «las personas con las que se entrevistó en el Consulado del reino en Estambul degeneraran en una pelea a puñetazos y el intento de encubrir lo que había pasado».
La misma agencia SPA publicó, basándose en una fuente oficial anónima, que los quince saudíes a los que se vincula con la desaparición del periodista volaron a Estambul para reunirse con él porque había informaciones de que Kashoggi, que se había exiliado a EE UU por sus discrepancias con el régimen, se disponía a regresar a Arabia Saudí, frente a la versión turca de que acudió al consulado por unos trámites para casarse con su actual pareja. El desencadenante del enfrentamiento del que ahora hablan en Riad sería que las conversaciones entre Khashoggi y sus interlocutores no se desarrollaron como estaba previsto.
Mientras, en Estambul, los empleados turcos del Consulado tuvieron que acudir a testificar ante la Fiscalía, un paso más en una investigación que esta semana ha estado centrada en los registros al edificio diplomático y a la vecina residencia del cónsul. En total fueron interrogados 15 miembros del personal local de la legación, según la televisión NTV. Los investigadores extendieron la búsqueda de pruebas al bosque Belgrado, en la orilla europea de la ciudad en la que desapareció Khashoggi.
La muerte del periodista ha provocado un terremoto interno en la cúpula de la casa real en Riad. Los planes de reformas económicas y apertura social dirigidos por Mohamed bin Salmán (MBS) están en serio peligro y el propio príncipe heredero se ha convertido en la mayor amenaza para que salgan adelante. Este joven de 33 años, que desde enero de 2015 dirige el país con puño de hierro, es también el principal sospechoso de haber ordenado el asesinato del periodista y esto ha llevado a su padre, el rey Salmán, de 82 años y enfermo de Alzheimer, a tomar cartas en el asunto. El monarca ha tomado una decisión que ha alentado incluso los rumores sobre una posible sustitución de Mohamed bin Salmán en la línea sucesoria, al ordenar a otro de sus hijos, Khaled bin Salmán, de 30 años y actual embajador en Estados Unidos, que vuelva a Riad.
La agencia Reuters consultó a varias fuentes próximas a la casa real saudí que, bajo condición de anonimato, confirmaron que Salmán «ha tenido que tomar las riendas del asunto». Uno de los informantes explicó que «aunque MBS quería mantener el caso lejos del rey, no pudo porque la historia de la desaparición del periodista estaba en todos los canales árabes y saudíes que veía» el monarca. Así, «el rey comenzó a preguntar a sus asesores» y finalmente fue su hijo favorito quien le tuvo que pedir ayuda «cuando el caso se convirtió en una crisis global».
Sacudida en la casa real saudí
Aliento para la especulación
Esta última turbulencia en la casa real se suma a otros capítulos espinosos en los que está envuelto el príncipe heredero, como la desastrosa implicación saudí en la guerra de Yemen o la detención de varias mujeres activistas en el clima de supuesta apertura del régimen. Incluso EE UU ha amenazado con consecuencias muy graves para Riad si se demuestra su responsabilidad en la muerte de Khashoggi. Donald Trump ha pedido a Turquía que entregue a su país las grabaciones de audio que recogerían el interrogatorio, tortura y descuartizamiento del periodista.
'Número dos' de la Inteligencia saudí, este general que fue portavoz de la llamada coalición árabe en la guerra de Yemen e intermediario del príncipe heredero con la campaña de Trump fue cesado anoche, según informó la Fiscalía General.
Este funcionario de la seguridad saudí ha sido señalado por medios turcos como jefe del «equipo de ejecución» enviado para eliminar a Khashoggi. Entró en el Consulado de Estambul tres horas antes que él y lo abandonó con «una gran maleta».
El médico que supuestamente cortó los dedos al periodista cuando todavía estaba vivo y luego lo decapitó estudió en el Instituto de Medicina Forense de Victoria, en Australia, en 2015, patrocinado por el Gobierno de Riad. Escuchaba música mientras llevaba a cabo su siniestro cometido.
Era uno de los miembros del grupo de 15 personas que, según los medios de Turquía, llegó el día 2 al Aeropuerto Ataturk y luego entró en varios vehículos al Consulado saudí. Ya de regreso a su país habría muerto en un accidente de tráfico, aunque se desconoce dónde y en qué circunstancias.
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