Israel lo quiere todo
En 1947, la ONU votó la partición de Palestina en dos Estados, árabe y judío. El líder israelí Ben Gurión aceptó la partición dando por ... sentado que los árabes, sintiéndose injustamente perjudicados, la rechazarían y entonces las fronteras ya no las decidiría la ONU sino la fuerza. En ese terreno los judíos, mucho mejor organizados que los árabes, tendrían todas las ventajas incluso frente a fuerzas numéricamente muy superiores. Y así fue.
A partir de 1967, los israelíes victoriosos comenzaron a apropiarse de tierras en Cisjordania, poniendo especial empeño en Jerusalén Este. Al principio el ritmo de apropiaciones fue lento y en muchos casos era obra de exaltados que actuaban al margen del Gobierno. Cuando el partido Likud subió al poder con Menahem Begin en 1977, el ritmo se aceleró. Cuando los egipcios se rindieron en 1978 a cambio de recuperar el Sinaí (acuerdos de Camp David) el ritmo se disparó. Los acuerdos de Oslo de 1993, estableciendo una autonomía palestina, redujeron significativamente el ritmo de apropiaciones de tierras, ¡pero no lo eliminaron! El ritmo volvió a acelerarse bajo Ariel Sharon y Benyamin Netanyahu.
Aunque los sucesivos gobiernos israelíes han oscilado en sus políticas sobre el conflicto palestino, siempre acaba imponiéndose de facto la política de seguir apoderándose de todas las tierras posibles, expulsando a sus habitantes palestinos, hasta que no quede ni una sola hectárea sin expropiar (y ni un solo palestino, ya de paso). Cada cierto tiempo eso provoca protestas entre los palestinos, que se ven cada vez más acorralados en un territorio menguante. Los acontecimientos actuales ya han sucedido muchas veces antes y volverán a suceder muchas veces más. La causa inmediata de las protestas son las usurpaciones de viviendas en el barrio de Sheij Jarrá, que ahora los tribunales israelíes se disponen a legitimar a posteriori, aunque la sentencia se haya postergado por los tumultos. Sin embargo, en cada ocasión, ni las protestas palestinas ni el alboroto mediático fuera de Israel detienen el proceso.
Desde 1967 hasta el día de hoy, los israelíes se han apoderado del 62% del territorio de Cisjordania. Eso significa que desde la Guerra de los Seis Días, los israelíes se han apoderado cada año por término medio del 1,15% del territorio de Cisjordania. Si dividimos el 38% que todavía les queda por ese 1,15%, nos sale el año 2054-2055 como la fecha en la que los israelíes terminarán de apropiarse de toda Cisjordania. Como en este tipo de asuntos intervienen numerosas variables y pueden surgir todo tipo de imprevistos, consideremos un margen de error de diez años hacia adelante. Aun así, en menos de medio siglo, Palestina habrá sido literalmente borrada del mapa, erradicada de las páginas de la Historia.
¿Quién va a impedirlo? Nadie.
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