Los hutíes de Yemen encarcelan por prostitución a una actriz y modelo que posó sin velo
Entesar al-Hammadi, que intentó colgarse en su celda, se ha convertido en símbolo de las mujeres que desafían la moral de los rebeldes integristas
Entesar al-Hammadi nació en el país menos adecuado para sus condiciones. Vino al mundo hace veinte años dotada de una belleza superlativa y una ... vocación irrefrenable. Siempre quiso ser modelo y actriz, algo imposible en la fundamentalista Yemen, donde las mujeres están condenadas a vivir enjauladas en indumentarias que oculten sus cuerpos. Este corsé religioso se ha apretado aún más desde que en 2014 los rebeldes hutíes impusieron su código moral en el territorio que controlan.
La empecinada lucha de esta joven de padre yemení y madre egipcia logró superar toda clase de obstáculos hasta destacar en un medio adverso. Pero cuando el camino parecía desbrozado llegó la guerra civil que desangra Yemen y con ella la sinrazón dogmática trepó hasta lo más alto.
Entesar era un presa fácil y pronto sus sueños chocaron contra el régimen hasta ser apresada por las zarpas del águila negra integrista que planea sobre el desértico territorio del norte de la península. La modelo fue detenida en febrero en un puesto de control militar cuando se dirigía junto a varios amigos a una sesión de fotografía previa al rodaje de una película. Se le incautó su teléfono móvil y en él se encontraron imágenes sin el velo preceptivo. Inmediatamente juzgada por «indecencia», el primer fiscal que las interrogó ordenó su puesta en libertad, pero este funcionario fue pronto apartado del caso. Su sustituto la acusó sin pruebas de prostitución y tráfico de drogas.
Amnistía Internacional impide que sea sometida a la prueba de virginidad que le impuso el tribunal que la condenó sin juicio
Condena sin determinar
Desde abril cumple una larga condena sin determinar en la cárcel de Saná, una de las más infaustas de este país con constante Estado fallido, donde acaban las víctimas de la represión moral contra los artistas inspirada en Irán. El tribunal, tras tacharla de «puta» y «esclava» (por su origen etíope), incluso quiso someterla a una prueba de virginidad, pero finalmente desistió ante la presión de Amnistía Internacional.
Al-Hammadi trató de quitarse la vida el 28 de junio. «Fue rescatada en el último momento», cuando se encontraba «en estado crítico», según el Centro del Golfo para los Derechos Humanos. Se salvó porque un niño que acompañaba a su madre encarcelada gritó después de verla colgada.
Entesar llevaba cuatro años trabajando como modelo y había participado en dos series de televisión de éxito. Con sus ingresos mantenía a su familia, ya que su padre es ciego y su hermano tiene una discapacidad física.
Las autoridades la castigan por desafiar su destino y las normas de la sociedad profundamente medieval y patriarcal de Yemen, que afianza la discriminación de las mujeres. Su valentía y belleza le habían condenado de antemano.
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