Borrar
Urgente Retenciones en la A-8 en Rekalde por un accidente entre dos vehículos en dirección San Sebastián

Mad Max en Indonesia

Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Miércoles, 26 de septiembre 2018, 23:53

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Darren Whiteside - REUTERS
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Darren Whiteside - REUTERS
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Darren Whiteside - REUTERS
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Darren Whiteside - REUTERS
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Darren Whiteside - REUTERS
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Darren Whiteside - REUTERS
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Darren Whiteside - REUTERS
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Darren Whiteside - REUTERS
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Darren Whiteside - REUTERS
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Darren Whiteside - REUTERS
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Darren Whiteside - REUTERS
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Darren Whiteside - REUTERS
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Darren Whiteside - REUTERS
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Darren Whiteside - REUTERS
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.
Cientos de indonesios de todas las edades se reúnen cada año en Kediri, al este de Java, para disfrutar de un festival que celebra su pasión por la Vespa, el icónico scooter italiano. Para participar en las competiciones, cada vehículo, personalizado de acuerdo a los gustos y posibilidades de sus propietarios, debe cumplir el requisito de equipar un motor Vespa. A algunos su afición por lo extremo les lleva a convertir las máquinas en locos cacharros estilo Mad Max, cargados con toda suerte de artilugios fantásticos. Como la mayor parte no tienen licencia, viajan por la noche para evitar a la policía de tráfico. Los problemas mecánicos son habituales y no es extraño encontrar máquinas destartaladas en el camino.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios