'Fuerza letal' contra las pandillas

El violento fin de semana que ha vivido El Salvador, tras registrar 40 asesinatos en tan sólo 72 horas, ha llevado a tomar medidas drásticas. El presidente, Nayib Bukele, ha decidido autorizar el uso de la 'fuerza letal' para hacer frente a las maras, a las que atribuye la escalada de homicidios, y proteger a la ciudadanía. Ha decretado también el estado de emergencia máxima en las cárceles ante la sospecha de que en ellas se encuentran los inductores de estos delitos.

Bukele considera que «las maras están aprovechando que casi la totalidad de nuestra fuerza pública está controlando la pandemia», por lo que les ha dado orden de priorizar su actuación contra la oleada de violencia. Un duro golpe a la estrategia de contención del virus, que ha causado 8 muertes y 298 positivos.

Las maras son una herencia de la guerra civil (1980-1992) y se fortalecieron con la deportación de pandilleros de EE UU. Han resistido a diferentes planes de seguridad de encarcelamiento masivo, confrontación directa y diálogo de los últimos cuatro gobiernos. Integradas por más de 65.000 jóvenes y adultos, están involucradas en el narcotráfico, la extorsión y el crimen desde los barrios y comunidades más pobladas.

Bukele ha decidido enfrentarse a estas bandas ante el más sangriento fin de semana que ha sufrido el país desde que se hizo con el bastón de mando el pasado mes de junio. El número de asesinatos el pasado viernes rompió la media de las 2,3 muertes al día y alrededor de 600 homicidios por mes.

El presidente ha autorizado el uso de la 'fuerza letal' tanto «para defensa propia como para defensa de la vida de los salvadoreños», matiza en su cuenta de Twitter. Y advierte a la ciudadanía de que el Gobierno tiene intención de hacerse cargo de la defensa legal de aquellas personas que «sean injustamente acusadas por defender la vida de la gente honrada».

Además Bukele declaró el sábado los presidios en estado de emergencia para evitar que desde allí salieran órdenes sobre crímenes al exterior. Con el encierro de los presos durante 24 horas en sus celdas se evita que puedan tener cualquier tipo de contactos. El domingo, además, se decidió mezclar a miembros de pandillas rivales en las celdas de las diferentes prisiones. Desde 2002 permanecen reagrupados para evitar enfrentamientos.

Pese a que desde el Ministerio de Justicia no han clarificado las razones de esta sepración, el coordinador de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador, Miguel Montenegro, asegura que la unificación conlleva «un riesgo total de que haya amotinamientos o asesinatos selectivos o colectivos». En su opinión, se trata de «una bomba de tiempo, que puede explotar en cualquier momento».