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El servicio secreto ucraniano ha divulgado en las últimas horas nuevos vídeos sobre la 'operación Telaraña', la misión encubierta en la que consiguió destruir 41 ... bombarderos nucleares y aviones espía mediante un enjambre de drones que introdujo de contrabando en bases tan lejanas como las siberianas. En los vídeos se puede ver como los dispositivos aéreos no tripulados revolotean alrededor de aeronaves tan grandes como los Tupolev o los A-50, los Awacs de Moscú. Cuando encuentran el punto débil o el que consideran más sensible, impactan contra el fuselaje para estallar y provocar una explosión destructora. En prácticamente todos los aviones hay una constante. Las alas blancas de los aparatos están cubiertas con neumáticos de coche.
El vídeo de la 'operación Telaraña' es la mayor constatación de que Rusia está utilizando este extraño procedimiento en sus aviones, aunque desde 2023, las imágenes obtenidas por satélite y algún otro ataque con drones había sacado a la luz las ruedas colocadas por el ejército sobre sus aviones. Ni la flota aérea ni los blogueros militares rusos -la principal fuente de información de muchos de los desarrollos de su ejército- han explicado cuál es el objetivo de este extraño comportamiento.
Según expertos en la nueva tecnología militar, lo que puede estar intentando Moscú es modificar los patrones visuales de sus aviones, de forma que tengan anomalías que no se correspondan con la silueta exacta que le correspondería a una aeronave vista desde arriba. De esta manera, según su pensamiento, la inteligencia artificial que se utiliza en los métodos de reconocimiento visual de satélites, drones o misiles dudaría a la hora de identificar un bombardero cubierto de ruedas y podría pensar que no es un avión. Así, engañarían a la IA a la hora de asignar los objetivos de sus misiles o a los satélites.
Esta tesis fue defendida el año pasado por la experta en tecnología del Pentágono Schuyler Moore, quien expuso por primera vez que era un intento de burlar a los misiles inteligentes que utilizan, por ejemplo, visión infrarroja para llegar a su objetivo. Lo cierto es que no ha servido para impedir que los misiles ucranianos alcancen a estos aparatos mientras están posados. También se ha especulado con que pretendían servir de sistema de amortiguación ante la metralla que puede proceder una explosión cercana o un sistema para impedir que un dron impacte directamente contra el avión, con una función similar a las jaulas que los rusos han comenzado a colocar sobre los tanques. Estas dos posibilidades no se consideran muy creíbles.
El uso de ruedas lo que sí evidencia es que el ejército ruso es mucho más débil de lo que se creía. Para empezar, no dispone de hangares blindados en la mayoría de sus bases para proteger sus aviones. Pero, sobre todo, tiene que recurrir a estos métodos artesanales para protegerse de la moderna tecnología occidental. El uso de neumáticos, en este sentido, evidencia que no dispone de dispositivos para interferir en los drones teledirigidos o de otros métodos más avanzados.
Este retraso ruso en la tecnología está siendo evidente desde la invasión de Ucrania. Uno de los detalles más evidentes es el uso de los teléfonos móviles. La tecnología occidental no ha tenido problemas a la hora de interferir sus comunicaciones e incluso sincronizar el empleo de munición inteligente para que alcance a los lugares en los que se agrupaban los celulares rusos. Esta debilidad es solo la punta del iceberg del obsoleto material ruso.
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María de Maintenant e Iñigo Fernández de Lucio
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